Veinte querellas y se salva de milagro

Luego de presentar unas veinte querellas contra su marido, por las tantas golpizas y amenazas contra su vida, una mujer de Santiago estuvo a punto de morir calcinada en su propia casa, intencionalmente incendiada por su expareja. Este es un hecho escandaloso. ¿Cómo es posible que las autoridades, llamadas a brindar protección a una mujer sistemáticamente amenazada, permitieran semejante desenlace de este drama? Lo que se sabe del caso es que el ministerio público en Santiago expidió varias veces órdenes de arresto contra el furioso y agresivo individuo, pero ninguna autoridad fue capaz de ejecutarlas. Es más, ni siquiera debió permitirse que la expedición de esas órdenes de arresto fuese recurrente, porque eso implicaba aceptar o pasar por alto un soberbio desafío a la ley. Frente a este “dejar pasar, dejar de hacer” de las autoridades, el individuo decidió un día quemar viva a la mujer y le prendió fuego a la habitación de la casa. Como resultado, tanto esa vivienda como otras tres contiguas resultaron presas de las llamas. Pero la mujer, por un milagro, salvó su vida. Pero aún así no está muy segura de sobrevivir, ya que el individuo sigue libre y, según cuenta la madre de la desafortunada víctima, continúa amenazando con matarla. La mujer que protagoniza esta historia está ahora bajo el cuidado de la Unidad de Violencia de Género y Familiar. Pero la justicia no tiene excusa para justificar esta increíble falta de atención y seguimiento a una denuncia que pudo haber culminado en la muerte de la mujer, como tantas veces ha ocurrido en nuestro país. Llamamos al Procurador General de la República a tomar este caso de ejemplo, para que de inmediato revise el modo de actuación del personal asignado a la prevención de los feminicidios y a la protección de las mujeres amenazadas.

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