“Algo huele mal en Dinamarca”

Si hay algo que parece inevitable, en un país penetrado hasta el tuétano por las drogas, es la fatal complicidad que ofrecen representantes de la autoridad, policial, militar o judicial, a los narcotraficantes para que puedan hacer sus jugosos negocios. Son escandalosos los casos en que se ha visto, no solo aquí sino también en otros países, de generales o fiscales que, prevalidos de sus altas jerarquías o puestos decisivos, ofrecen protección de toda índole a los carteles del narcotráfico, a cambio de abundantes “coimas” o sobornos. Aquí se dio una vez el caso de que el jefe principal del organismo que combatía el narcotráfico era parte relevante de ese bajo mundo. Y aun cuando ha pasado mucho tiempo desde aquel escándalo, el virus del contubernio todavía no ha sido eliminado de las esferas militares y policiales, y eso se demuestra fácilmente observando la enorme lista de oficiales y alistados puestos en retiro de esas instituciones armadas, así como la de los que están presos o resultaron muertos cuando, in fraganti, cometían fechorías. En estos momentos se anuncia que hay en pie una profunda investigación en la Dirección Central Antinarcóticos (DICAN) de la Policía Nacional, que implica la “suspensión” del jefe de ese cuerpo y la designación de un “director temporal”, así como el arresto de varios oficiales. Como se trata de un organismo que enfrenta el microtráfico de drogas, necesariamente hay que pensar que hay drogas de por medio. Aunque no se ha dicho exactamente así, el solo hecho de que haya implicado arrestos y la suspensión del jefe del organismo da a entender que “algo huele mal en Dinamarca”. Ya que la investigación está en curso, es deber de las autoridades informar al país los resultados de la misma, para que no se repitan los vergonzosos y sospechosos escamoteos que han bloqueado o neutralizado otras investigaciones de casos alarmantes, como el asalto a la cárcel de Najayo, el asalto a La Mulata, en Puerto Plata, así como algunos crímenes resonantes y espeluznantes que parecen condenados a quedar en total impunidad.