Algo huele mal en Duquesa
Mas allá de su intrínseca y natural pestilencia, algo más huele mal en Duquesa, el gran vertedero de Santo Domingo. Y es que resulta improcedente poner en riesgo la salud de toda la población capitalina forzando la acumulación de miles de toneladas de basura a causa de un conflicto entre el ayuntamiento de Santo Domingo Norte y la empresa concesionaria extranjera Lajun Corporation, que opera la instalación. ¿Qué circunstancia tan extraordinaria hizo que el cabildo ordenara una incursión policiaco-militar en el vertedero y tomara su control, sin medir, adicionalmente al problema de la acumulación de basura, el impacto que podría tener una acción de ese género en el clima de garantías a la inversión extranjera que predomina aquí? Lo que ha trascendido es que el cabildo actuó de esa manera bajo el alegato de que la empresa ha incumplido sus responsabilidades contractuales con esa institución, pero la firma concesionaria lo niega e incluso muestra que la propia sala de regidores ha certificado el cumplimiento de esas obligaciones. Se entiende que si en una relación entre partes una de ellas incumple, deben mediar los plazos y las diligencias de conciliación antes de proceder a una acción que ha tenido como consecuencia inmediata una inusual acumulación de basura de otros municipios del Gran Santo Domingo, que depositan en Duquesa todos los desperdicios de sus jurisdicciones, con todas sus implicaciones negativas para la salud humana. En este caso todo resultó sorpresivo. No hubo de manera pública ningún emplazamiento que permitiera a la ciudadanía y, en especial, a los cabildos del Gran Santo Domingo prepararse para la eventualidad de este conflicto, o para evitarlo, utilizando las vías existentes para la negociación entre las partes. Todo parece indicar que, en el meollo del conflicto, hay elementos que todavía no afloran y que pudieran dar una idea de la razón por la cual se produjo esta reacción de fuerza contra una empresa extranjera que, desde ya, ha recurrido al Tribunal Superior Administrativo para que este decida quién tiene la razón en este conflicto.