Los obispos de la frontera y la ley 28-01

En un comunicado publicado ayer en distintos medios impresos, los obispos de las provincias fronterizas denuncian que existen planes para modificar la ley 28-01 y eliminar los incentivos excepcionales que el Estado concede a las empresas que se instalen en esos territorios. Los obispos de las diócesis de Mao-Montecristi, San Juan de la Maguana y Barahona advierten que si estas modificaciones se producen se estaría incurriendo en un “crimen de lesa patria”, y ante tal posibilidad se declaran en campaña permanente para defender la vigencia de dicha ley. Parten del hecho de que, con los incentivos creados para estimular la instalación de empresas y la comercialización de sus productos, se ha generado una activa fuente de nuevos empleos (llegando ya a más de 20 mil en diez años de vigencia de la ley), especialmente en la actividad agroindustrial, y un notable incremento del comercio, las extensiones universitarias, los institutos técnicos y otras areas productivas. El temor que tienen los obispos es que grupos de presión puedan tener éxito en su empeño por hacer que, en el contexto de la reforma fiscal que debe discutirse en el Congreso, la ley sea totalmente transformada, perdiendo sus elementos fundamentales que son los incentivos y exenciones fiscales que se otorgan a las empresas que, venciendo multiples dificultades, se arriesgan y colocan sus capitales en esas zonas empobrecidas de la frontera. Y particularmente señalan a los sectores que estarían maniobrando para que se malogre la ley, imputándoles la culpa de la actual inactividad o inoperancia del Consejo de Coordinación de la Zona Especial de Desarrollo Fronterizo, encargado de otorgar los permisos para la instalación de nuevas empresas. A causa de esta inoperancia, dicen los obispos, ese Consejo no ha podido darle el visto bueno a 72 nuevos proyectos empresariales e industriales que prometerían generar unos 17 mil nuevos empleos a través de una inversión global superior a los 600 millones de dólares. Esta es una inquietud que merece que se le preste atención, muy sentida y legítima que expresa la iglesia Católica hablando en representación de los intereses de las provincias fronterizas, y sobre la base de un conocimiento profundo y vivencial de las inacabables luchas que libran sus moradores para salir de los niveles de pobreza y subdesarrollo en el que han vivido por largos años.

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