Otra prueba del descalabro

Desde hace tiempo buena parte de los medios audiovisuales del país ha ido degradándose, al permitir la difusión de contenidos vulgares, soeces, indecentes, irreverentes y groseros, sin ningún tipo de sujeción a las mejores normas de la decencia hacia personas e instituciones. Una prueba más, en esa larga cadena de desaciertos, ha sido la difusión de un programa de televisión en el que su productor mete sus manos sin ningún rubor entre las piernas y los pechos de un transexual para tocar y pretender enseñar sus partes a los televidentes. El ejercicio de este libertinaje se ha extendido bastante en nuestro país, claro reflejo de la decadencia de algunos valores que antes formaban parte del andamiaje de enseñanzas y costumbres con que se educaba a los ciudadanos. Buena parte de la sociedad, en lugar de reprobar e indignarse por estos excesos, los tolera y hasta parece gozar morbosamente con estas “ocurrencias”, lo que es un botón de muestra del descalabro moral y ético que también alcanza otros quehaceres de nuestra vida. No hay muchas esperanzas de que estos escándalos, que nos llenan de vergüenza, puedan subsanarse en una sociedad que ya ha sido corrompida hasta el tuétano en todos los sentidos. Esto es lo más lamentable y descorazonador.

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