Agarrando al toro por los cuernos
El país está cansado de presenciar la debilidad de una justicia que si no bien servida, como ha dicho el presidente de la Suprema, es fuente del desorden, de la violencia y de la falta de paz en cualquier sociedad
Al toro de la venalidad judicial hay que agarrarlo ya por los cuernos y neutralizarlo, y el primer paso debe de ser el de un barrido completo de aquellos jueces que le han fallado a su juramento y al país vendiendo sentencias o siendo más indulgentes de la cuenta con los delincuentes. Estimula que ésta sea una de las misiones prioritarias anunciadas ayer por el presidente de la Suprema, doctor Mariano Germán, quien a la vez es el presidente del Consejo del Poder Judicial, el organismo competente para ejecutar esa limpieza. Ninguno de los jueces de los cuales se sospecha que han cometido “indelicadezas” o que, como dice el presidente de la Suprema, están “cansados moralmente”, renunciará voluntariamente. A todos habrá que evaluarlos, revisar el historial de sus comportamientos, los alcances y motivaciones de sus sentencias y medir, en sentido general, sus verdaderas competencias, y proceder a suplantar a los que no califican por jueces que estén dispuestos a cerrar el paso a la impunidad escandalosa que los delincuentes han logrado a base de dinero, chantaje u otros medios, o valiéndose de las excelentes indulgencias del Código Procesal Penal. El país está cansado de presenciar la debilidad de la justicia en este sentido. Una justicia no bien servida, como ha dicho el presidente de la Suprema, es fuente del desorden, de la violencia y de la falta de paz en cualquier sociedad. Hay confianza en que la nueva Suprema Corte de Justicia actuará como un verdadero freno a tantos desmanes y como verdadero soporte del Estado de derecho que toda democracia necesita para ser auténtica, fuerte y sostenible.