Lecciones ante el temblor

Hace falta una campaña sistemática de educación o de orientación para que la ciudadanía sepa cómo actuar frente a estos casos, dominando el pánico normal que causan, por su golpe repentino o imprevisibilidad.

Afortunadamente, el fuerte sismo de ayer, y las réplicas subsecuentes, no causaron tremendos daños en el país. Pero su ocurrencia, inesperada como siempre, nos vino a refrescar las tareas pendientes que tenemos para mejorar los mecanismos de respuesta y, si se quiere, de prevención, frente al futuro. El terremoto de Haití, hace dos años, nos puso a pensar en que esa trágica y traumática experiencia podría repetirse en nuestra tierra, y por suerte tomamos algunas medidas para asegurar la estabilidad de nuestras edificaciones y para crear un órgano o estructura que se ocupe de auxiliar a la ciudadanía específicamente en casos de esta naturaleza. Contamos con un reglamento antisísmico para las nuevas construcciones y es preciso que, en la exigencia de su cumplimiento, la autoridad no desmaye ni deje esa normativa como una más de las que nunca se respetan. Hace falta una campaña sistemática de educación o de orientación para que la ciudadanía sepa cómo actuar frente a estos casos, dominando el pánico normal que causan, por su golpe repentino o imprevisibilidad. Hay que sacar siempre las mejores lecciones de estos episodios, que pueden suceder cuando menos los esperamos. Y que pueden despertarnos cualquier día, en la madrugada, y producirnos las más trágicas pesadillas de nuestras vidas.

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