De “indio” a “mulato”

Aquí nos hemos inventado un color, el “indio”, que no suele aparecer en el polícromo universal. Tal es su categoría o relevancia que se ha considerado necesario insertarlo, como un indicador de color de piel, en la Cédula de Identidad y Electoral desde tiempos inmemoriales. Tal vez el “indio” fue un color que nos inventamos para no creernos negros, un ancestral reflejo de discriminación con el que muchos parecen sentirse tranquilos y, por demás, amparados en el consuelo de aceptar que el “negro” solo lo llevan, invisible, detrás de la oreja. Y hasta ahí. Pero esto luce que terminará pronto. Que terminaremos aniquilando el “indio” de la paletilla de colores sui generis de este país, ya que se contempla en la nueva ley electoral solo tres opciones como color de piel o naturaleza étnica: el blanco, el negro y, otro “color” más pasable, el mulato. Cuando eso ocurra, ya no habría más oportunidades para que los negros que recelen de su color se esforzaran por lograr que se les categorizara como “indio oscuro” o “indio claro” en las cédulas, como forma de hacer más suave y elegante el matiz de su piel. Si esta nueva paletilla se aprueba, habría que ver qué ocurrirá con aquellos, la mayoría, que tienen en sus cédulas la “i” del “indio” en la casilla de su piel. En todo caso, a lo sumo se convertirían en mulatos, un término que, por lo visto, se tornará muy usual, o muy popular, en el futuro inmediato. Interesante esta transición de un color inexistente... a otro inexistente. Pero esas son las cosas que le dan un poco de sabor a la vida dominicana.