Un golpe terrible e inaguantable
Ahora, al producirse este aumento de la tarifa, serán mayores las penurias que ya el país ha acumulado, y sus consecuencias terribles no tardarán en evidenciarse.
El anuncio de que en junio subirá un 8 por ciento la tarifa de la energía eléctrica, en todas sus escalas, es un golpe terrrible e inaguantable para el pueblo. Por más esfuerzos que ha hecho el Gobierno para minimizar el impacto de las alzas petroleras con subsidios que drenan significativamente los recursos públicos disponibles, el suministro de electricidad ha sido pésimo. Es decir, el Estado ha dispuesto de casi 700 millones de dólares para subsidiar este servicio y prácticamente eso no ha valido de nada, pues la población ha tenido que soportar las secuelas de estas deficiencias, tanto en el orden económico como en el social. El Fondo Monetario Internacional, al parecer, no está de acuerdo en que se mantenga este subsidio a esos niveles. Recortarlo, sin antes lograr una eficiencia del servicio, es colocar al pueblo en el umbral de mayores padecimientos. Lamentablemente, seguimos sometidos a un esquema de producción y comercialización que no solamente encarece el costo de la electricidad, sino que no cumple con la oferta por la cual se cobra sin contemplaciones a los usuarios. Ahora, al producirse este aumento de la tarifa, serán mayores las penurias que ya el país ha acumulado, y sus consecuencias terribles no tardarán en evidenciarse.