Adiós a un gran luchador de la democracia
Yuyo estuvo ligado a todas las luchas por la implantación y fortalecimiento de la democracia en el país y por eso ganó merecida admiración de este pueblo.
Guido D’Alessandro Tavárez, o Yuyo, como se le decía generalmente, fue una de las piezas claves en el movimiento conspirativo que ayudó a decapitar la tiranía trujillista. Miembro de una familia prominente de la época, era, a la vez, uno de los hombres de mayor confianza de Manolo Tavárez Justo y de su mujer, la heroína Minerva Mirabal, y con ellos conspiró para liberar al país del régimen que durante 31 años lo dominaba con mano de hierro. El contexto de su lucha parecía dilemático: a su casa iban, indistintamente, el hijo mayor y probable sucesor del tirano, Ramfis, del que era cuñado, pero también Tavárez Justo, hermano de su madre, líder de la conspiración. Apoyándose en estas circunstancias, y más que nada en el estupor y rechazo que le produjeron los fusilamientos de algunos héroes de la invasión de Constanza, Maimón y Estero Hondo en la base aérea de San Isidro, Yuyo D’Alessandro arriesgó todo para ponerse del lado de las fuerzas antitrujillistas y sufrió exilio y vituperio. Yuyo estuvo ligado, desde entonces, a todas las luchas por la implantación y fortalecimiento de la democracia en el país y por eso ganó merecida admiración de este pueblo, al que le dedicó sus energías como empresario y diplomático, como político y como defensor de los derechos humanos. Al conocer la noticia de su deceso, expresamos nuestro más profundo pésame a su viuda, a sus hijos y a todos los familiares de este gran paladín de la lucha por la libertad de nuestra nación.

