El Presidente y su futuro político

Constitucionalmente, el actual ejercicio presidencial del doctor Leonel Fernández Reyna termina el 16 de agosto del 2012, es decir, dentro de veintiséis meses. No así su estrella política. En dos períodos y medio como presidente, se ha curtido en el manejo de los asuntos públicos y se le han reconocido sus aptitudes para mediar o intervenir en procesos de carácter internacional, aparte de haber conquistado la máxima posición de liderazgo dentro de su partido en elecciones democráticas internas. Ha ejercido la política y, especialmente, la primera magistratura del Estado, con un característico estilo de respeto y moderación hacia sus contrarios y ha podido abordar con éxito y con seriedad las difíciles encrucijadas que en el orden económico y social han amenazado la estabilidad nacional. Todas esas credenciales le ayudan a columbrar, sin sobresaltos, su futuro político en el caso de que, ante la nueva oportunidad de aspirar al poder en el 2016, lo intente de nuevo. Bajo tal perspectiva, muchos suponen que estos veintiséis meses que faltan para que cese su mandato en el 2012 pueden representar la mejor oportunidad que tiene el doctor Fernández de dejar un sello permanente de realizaciones y esfuerzos y de consolidar las bases de un proceso institucional más duradero, que enrumbe al país por las vías del crecimiento económico. Si tiene el viento a su favor y logra que el país avance en sus metas prioritarias, la sociedad se sentirá agradecida de estas realizaciones porque, en definitiva, esas son las aspiraciones del pueblo. Y en esto de responder al pueblo, ningún gobernante puede darse el lujo de perder el tiempo ni envolverse en las maniobras de distracción que suelen promover los políticos para justificar su presencia en el escenario nacional, aun fuera de la temporada electoral o al margen de los asuntos puntuales que hoy marcan los desafíos de las sociedades modernas.