El Trujillato
A los 49 años de su ajusticiamiento, la respuesta que ha dado la sociedad ha sido la de fajarse a construir un sistema político, económico y social en democracia, para blindarse así de toda posibilidad de resurgimiento de un régimen de aquellas características.
La dictadura de 31 años de Trujillo (1930-1961) es la página más negra de nuestra historia republicana, que rivaliza sólo con las dos humillantes intervenciones militares norteamericanas (1916 y 1965). En ese período se suprimió la más básica de todas las necesidades del ser humano: la libertad, sin la cual es imposible que los ciudadanos desplieguen sus máximas capacidades para desarrollar las formas dignas de vida, individual y social, a la que tiene derecho desde que nace. Todo lo que conlleva esa supresión fundamental significa el desplome de las demás libertades y el desconocimiento de todos los derechos que facilitan la coexistencia ordenada y, en cuanto se pueda, pacífica, de los hombres y mujeres en una sociedad. Algunos testimonios relevantes de figuras señeras que lucharon contra esa dictadura, publicados recientemente en el LISTÍN DIARIO, dan una idea del cuadro horripilante y asfixiante de persecusiones, asesinatos, abusos contra la honra y la dignidad de las personas, expoliación de los recursos públicos y toda suerte de restricciones contra aquellos que no comulgaban con los caprichos del tirano. A los 49 años de su ajusticiamiento, la respuesta que ha dado la sociedad ha sido la de fajarse a construir un sistema político, económico y social en democracia, para blindarse así de toda posibilidad de resurgimiento de un régimen de aquellas características, para no repetir las crueles pesadillas que otras generaciones padecieron hasta que un puñado de hombres tuvo el coraje de producir el atentado que puso fin a la vida de Trujillo, el 30 de mayo de 1961, consagrado hoy como el Día de la Libertad. Que siempre vivan estos héroes, y los que sobreviven aún, en la agradecida memoria de todas las generaciones de dominicanos.