Agua, electricidad y combustibles

Estamos frente a tres ingredientes que combinados, social y fisicoquímicamente, pueden constituirse en un explosivo peligroso. Las autoridades de cada una de estas áreas deberían detenerse un momento y observar el panorama, no solo con el estrecho visor que le permite su compromiso de cartera, sino con la amplitud de su entorno. El servicio de agua está en una de sus peores etapas en gran parte del país aunque las autoridades responsables no lo quieran admitir. Se dejó agravar tanto que ya el propio presidente Leonel Fernández tuvo que intervenir directamente ante el reclamo de comunidades del Cibao. El servicio de electricidad está golpeando duro y está produciendo desesperación entre la población llana, los comerciantes e industriales, pequeños y grandes, cuyos costos operacionales desbordan sus posibilidades. Ahora se suma la situación de los combustibles que no solo están encarecidos sino que se escasean como consecuencia de luchas empresariales, y entre empresas y sindicatos. Es conveniente que estas cosas no se dejen agravar innecesariamente por falta de decisiones elementales. Como bien advertimos, sin que se interprete como una broma, estos elementos combinados crean un enorme desasosiego en la población y afectan la inseguridad y el ánimo de todos. Es necesario que se sienta una acción definitoria que ayude a recuperar la confianza de que nuestras autoridades pueden resolver problemas primarios y elementales. Agua, electricidad y combustibles, bien manejados, producen efectos beneficiosos. Pero operados con descuido, social o fisicoquímicamente, los resultados son fatales. Esto es muy importante.

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