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En la pandemia René pasó de friturero a vendedor de flores

Desde hace más de un año, Rene Moreno Camacho llega tempranito en la mañana a la calle Desiderio Valverde
esquina Ramón Santana, detrás del Supermercado Nacional de la Máximo Gómez, a vender plantas de todo tipo.

Desde hace más de un año, Rene Moreno Camacho llega tempranito en la mañana a la calle Desiderio Valverde esquina Ramón Santana, detrás del Supermercado Nacional de la Máximo Gómez, a vender plantas de todo tipo.

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Patria Reyes RodríguezSanto Domingo, RD.

Cuando empieza la pandemia cierran la UASD, yo tenía un negocio de picalonga y fritura frente a la parada Amín Abel del Metro de Santo Domingo y al cerrar la UASD, como usted entenderá, automáticamente se cae el negocio, cierran el país, yo estoy en la casa encerrado, estresado, agobiado de estar en nada.

Así inicia Rene Moreno Camacho su historia, un hombre con medio siglo de vida y que tenía casi 30 años vendiendo “fritura” en la Correa y Cidrón, frente a la UASD, cuando la pandemia ocasionada por el Covid-19 obligó a cerrar la economía y de paso lo empujó a reinventarse para que la impotencia, de no saber cómo iba a producir el dinero que necesita para resolver los problemas propios y de su familia, no lo llevará a una depresión.

Explica que tenía un amigo haitiano, a quien le había hecho un préstamo para vender plantas en la UASD y siempre se mantenían en contacto por whatsapp, hablando, y un día le dijo “Johnny que tú crees si tú y yo salimos en la camioneta a vender matitas, y él me dice, una brillante idea. Yo nada más le dije eso y él siguió diciéndome -vamos a hacer eso y tu veras”.

Le preguntó que con cuánto dinero se empezaba el negocio y el amigo le dijo que con RD$3,000 o RD$4,000 se hacía, confiesa que se encontró que la inversión era baja “yo pensé que iba a hablar de dinero y le dije vamos a empezar”. Aun así el negocio no arrancó de una vez, unas semanas después Rene habló con su esposa, quien se desempeña como enfermera y a ella no le gustó mucho la idea, pero el amigo le insistía y así, un lunes arrancaron el lunes a comprar para unos viveros instalados en el sector La Victoria.

Todo se fue dando de manera improvisada, luego de visitar los viveros fue que se preguntaron ¿dónde iban a vender? Pensaron en la idea de ofertar las plantas en algún semáforo, lo intentaron en la avenida San Martín con Ortega y Gasset, pero para no tener problema con los Amet siguieron hasta llegar a la calle Desiderio Valverde esquina Ramón Santana, detrás del Supermercado Nacional de la Máximo Gómez, allí se detuvieron a saludar a un amigo y ese resultó ser su primer cliente.

“Me compró una mata de orégano en RD$100 y ese fue mi primer cliente, siempre se lo recuerdo”, cuenta Rene con satisfacción en su rostro y agrega que en lo que tuvo en la sombra hablando con su amigo la gente se paraba a preguntar y a comprar matitas, por lo que decidieron parar la camioneta en esa esquina y establecer ahí el negocio.

En principio empezaron a vender en puesto de una mujer que vende flores y que por el confinamiento de la pandemia no estaba asistiendo a vender, pero luego se establecieron al lado de ella.

Rene es oriundo de Cevico,  provincia Sánchez Ramírez. Su sueño era ser abogado, pero se casó, su esposa quedó embarazada y desde ese momento se dedicó al negocio de la venta de picalonga dejando atrás la carrera. Este hombre, también sintió en sus venas la sangre de artista, de muy jovencito le gustaba cantar, carrera a que nunca se decidió en serio.

Cuánto vende Hay días en que Rene no vende ni una sola planta, lo dice con una risa sarcástica y buscando apoyo en la floristera que le queda al lado. Afirma que los días en que le va mejor vende alrededor de RD$4,000 y que en promedio se gana un 40% del costo de las plantas. Apunta que la mayor demanda la tienen los plantas ornamentales, pero vende de todo tipo: medicinales, aromáticas, frutales, ornamentales, de interiores, etc.

Admite que siempre le ha gustado bregar con plantas, pero que no tiene profundos conocimientos sobre las mismas, lo que sabe lo ha aprendido en este último año, de programas, videos y lecturas sobre temas relacionados a las plantas. 

Tiene siempre que llegar temprano a vender, porque si no lo hace encuentra el puesto ocupado y no puede estacionar la camioneta.     Volver a la picalonga Han pasado ya un año y tres meses desde que el país sufre los embates de la pandemia y aún Rene espera poder volver a abrir su negocio de fritura en su viejo puesto en la UASD. 

También se propone seguir con la venta de plantas por lo bien que le ha ido en este negocio que ya tiene más de un año, pero le gustaría establecer una jardinería motivado por su hijo mayor que es licenciado en contabilidad. 

“Yo siempre he tenido matas en mi casa y ahora con mayor vera tengo mi colección”, expone Rene pero dice que no tiene espacio en su casa ubicada en Sabana Pérdida para producir plantas y tampoco tiene las herramientas especializadas que se usan para la jardinería. Explica que por eso le gustaría poner un negocio donde solo siga revendiendo.

Rene es un hombre joven y alegre que tiene talento para el canto,pero que las circuntancias lo llevaron a vender
flores para sobrevivir durante la pandemia del Covid-19.