Servicios financieros al alcance de todos
El año 2020 resultó, en muchos sentidos, revelador para las instituciones financieras. A raíz de los efectos de la pandemia quedaron en evidencias las debilidades del sistema financiero para llevar soluciones a grupos más vulnerables, que muchas veces no tienen la capacidad de acceder a productos financieros adaptados a sus necesidades.
De acuerdo al Global Findex (Banco Mundial, 2017) cerca de 1.7 billones de personas en el mundo no se encuentran bancarizados y según datos de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF, 2019) del Banco Central de República Dominicana, cerca del 53.69% de los encuestados indicó no tener ningún producto con instituciones financieras privadas, lo que representa una oportunidad para un amplio segmento del mercado.
De acuerdo a diferentes estudios realizados por Deloitte con el nivel ejecutivo de organizaciones alrededor del mundo, crear un impacto social a través de modelos de negocio exitosos es un imperativo para las empresas hoy en día. Tener esto en consideración es importante para definir acciones concretas que les permitan a las instituciones financieras desarrollar productos y servicios que promuevan la inclusión.
En este sentido, Deloitte ha desarrollado un marco de trabajo que se ha denominado “Financial Inclusion Framework”, que integra las herramientas más importantes para orientar los esfuerzos de las instituciones financieras, considerando 4 elementos fundamentales: Organización, Oferta, Comunidad y Ecosistemas.
Trabajar con la Organización es clave para lograr un modelo de inclusión sostenible. Para esto se debe integrar a todos los colaboradores en el proceso, participando no solo en el desarrollo de nuevos productos y servicios, sino también, como beneficiarios directos de los esfuerzos de la institución, entendiendo sus necesidades y apoyando a aquellos grupos de colaboradores más vulnerables.
Desarrollar una Oferta con productos que permitan el acceso de personas no bancarizadas, es el primer paso para generar un impacto significativo. En este sentido, es clave iniciar con productos que sean accesibles y de baja complejidad, como cuentas de ahorros, servicios de pagos, crédito, o seguros. Esto también deberá ir de la mano con esfuerzos para minimizar el sesgo a la hora de evaluar el riesgo para este tipo de poblaciones, para lo cual herramientas de Inteligencia Artificial han demostrado ser un excelente aliado.
Para lograr una verdadera inclusión financiera, es necesario poner a la Comunidad en el centro de los objetivos estratégicos de la institución. Importantes instituciones financieras en Estados Unidos han encontrado oportunidades para invertir en comunidades tradicionalmente vulnerables, que además han sido afectadas por las consecuencias económicas de la pandemia.
Finalmente, es necesario pensar en función de los Ecosistemas que serán impactados por los esfuerzos de inclusión, integrando en las soluciones a otros actores relevantes como Fintech, reguladores, comercios, ONGs, entre otros.
La inclusión financiera no debe ser un esfuerzo aislado, sino que deberá incorporarse al ADN de las organizaciones, promoviendo la innovación y permeando a todos los niveles para generar un impacto positivo en las comunidades y segmentos vulnerables, a la vez que se generan beneficios tangibles para las instituciones financieras.