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COVID-19

¿Qué sigue, qué cambió y qué debemos entender más rápido?

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Camelia Ilie-CardozaSanto Domingo

Las economías al igual que las personas, siguen rutinas y trayectorias determinadas con cambios paulatinos. Pero en tiempos de crisis profundas o eventos traumáticos, el panorama cambia abruptamente ya que se abren ventanas de oportunidades para cambios significativos que normalmente en periodos de estabilidad no estaríamos dispuestos a realizarlos.

En enero, inició el año con los fuegos incontrolables en Australia y poco tiempo después se desató la crisis global de la salud con el virus del COVID-19. Si las tendencias observadas a lo largo de la historia se cumplen, deberíamos esperar que el 2020 sea un año de inflexión en muchos aspectos de la sociedad y que se produzcan grandes disrupciones del status quo en diversos sectores.

Educación. Es uno de los campos que necesitaban producir cambios profundos a los que se resistían. De repente, todos los contenidos en forma generalizada tuvieron que pasar a la educación digital. En la que se hace inminente cumplir con las siguientes condiciones, para asegurar una alta calidad: 1) Tener excelentes pedagogos 2) Contar con muy buena tecnología educativa y 3) Acceso de calidad a Internet.

Negocios en línea. Lo mismo ocurre con los negocios en línea que están terminando de dominar el mundo, junto con la transformación digital de los servicios públicos y privados en general. Un ejemplo es el Retail, un mundo en el que Amazon se termino de consolidar en esta crisis como un gran disruptor de muchas otras industrias.

Los sistemas organizativos. Este es otro gran cambio que se producirá a nivel organizacional. Las empresas deberán restructurar sus políticas, procesos, cultura y valores. Antes de atravesar esta crisis, predominaba la cultura de las reuniones presenciales para mejorar la comunicación del trabajo en equipo, pero ahora habrá que repensar a fondo el nuevo modelo de teletrabajo y la adecuación de la estructura organizativa, la cultura empresarial, los sistemas de evaluación del desempeño y las dinámicas de interrelación entre las personas.

Posiblemente todos estos cambios necesitarán de nuevas regulaciones y cambios en políticas públicas y privadas. Quienes actuarán más rápido saldrán mejor fortalecidos y recuperarán la confianza de los ciudadanos, clientes, colaboradores y alumnos. Por ejemplo, Luxemburgo ya es el primer país del mundo que hizo todo el transporte público gratuito: Buses, trenes y tranvías. Es de esperarse que continuemos viendo más decisiones y cambios de este estilo.

¿Cómo se ve un contrato social fortalecido durante o después de esta crisis?

Dice una frase de la conocida autora Anais Nin: “Vemos el mundo no como es, sino como nuestros ojos lo ven.” Claramente la educación se demuestra una vez más, como la clave para construir sociedades avanzadas, equitativas y con oportunidades para todos.

Esta es una gran tarea pendiente en América Latina, cuyos países deberían invertir una parte importante de sus recursos en la educación, la formación de los docentes y la inversión en tecnología educativa. Para que los cambios profundos en los sistemas de educación se produzcan es esencial involucrar a los docentes. En un articulo reciente en el País, Andreas Schleicher, el director de Educación de la OCDE y líder del informe PISA, indicaba que hay dos grandes problemas para lograr sistemas de educación avanzados:

No hay redes de colaboración entre los docentes. Los docentes no se sienten cómodos con la educación en línea.

Schleicher, indicaba en la entrevista que China, es el país que se adelantó en ese sentido, con respecto al resto del mundo y lo que están haciendo ahora en educación les va a dar una ventaja aún mayor en el futuro. A pesar de tener que resolver la crisis de manera inmediata, no perdieron el largo plazo de vista. El Gobierno Chino lanzó en el inicio del confinamiento, una plataforma gratuita de aprendizaje en la nube con más de 7.000 servidores y 90 terabytes de banda ancha. Esto permitió que 50 millones de estudiantes hayan podido estudiar mientras estaban en sus casas.

¿Qué es liderazgo colaborativo y cómo se ve o se practica bajo una situación de riesgo o en momentos de alto estrés como el que estamos atravesando?

El concepto de alianzas y colaboración viene desde hace muchos años atrás. Sin embargo, estudios recientes de consultoras internacionales como: Hay Group, han realizado mediciones sobre la aplicación del liderazgo colaborativo en las organizaciones con resultados muy interesantes. Por ejemplo, se ha demostrado que los empleados entienden el propósito de la organización, comprenden que son parte vital de una cadena exitosa y al hacerlo, el impacto productivo es superior, se evitan conflictos, pues no impera el enfoque individual, existe complementariedad en las distintas áreas y se reducen los costos.

El modelo de liderazgo colaborativo no se refiere únicamente al hecho del trabajo en equipo, ni tampoco a tener reuniones para consultar cualquier decisión, cómo lo han venido implementando en algunas empresas, que equívocamente, pero con las mejores intenciones, implementan para resolver los problemas de silos. El liderazgo colaborativo debe buscar, en cambio, mejorar la capacidad de ejecución de la estrategia de las instituciones y para ello, se debe perseguir varios objetivos estratégicos.

En última instancia, una cultura de liderazgo colaborativo es una forma natural de inclusión de las personas con género, educación y experiencia diferentes. Esto permite aportar distintos enfoques en la toma de decisiones en la empresa y reducir los riesgos de perder de vista aspectos importantes que puedan impactar negativamente en la empresa, en sus resultados o reputación.

En el contexto de esta crisis, se ha demostrado que los modelos colaborativos y las alianzas público-privadas han sido clave para tener un menor impacto en los sistemas de salud y en el bienestar de sus ciudadanos. El caso de Costa Rica ha sido mencionado en distintas ocasiones por la Organización Mundial de Salud y su cultura colaborativa ha sido la base para el éxito de la actual gestión, que sigue todavía en marcha y esperamos que concluya con los mismos excelentes resultados con los que se ha gestionado hasta ahora. Adicionalmente, la visión que Costa Rica ha tenido desde décadas atrás de abolir su ejercito para invertir en salud y educación paga actualmente sus dividendos para sus ciudadanos. Ojala más países de América Latina empiecen a considerar la salud universal y la educación de calidad para todos pilares estratégicos de sus planes nacionales.

La autora es decana de Educación Ejecutiva y Chair del Centro de Liderazgo Colaborativo y de la Mujer de INCAE.