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El país puede acceder a fondos sin condicionalidades para hacer frente a la demanda sanitaria

Los organismos internacionales disponen de recursos a baja tasa, independientemente de las donaciones y las cooperaciones técnicas

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Cándida AcostaSanto Domingo, RD

La actual incertidumbre global desdice hasta qué punto impactará en las economías el coronavirus COVID-19, que ha colocado a las naciones a mirar como un punto de escape financiero hacia los organismos multilaterales de financiamiento para hacer frente a un destino incierto, al que no escapa República Dominicana.

Actualmente, tanto el Banco Mundial como el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) disponen de líneas de créditos para emergencias para enfrentar la pandemia, independientemente de la necesidad o no de recursos para resolver problemas de déficits balanza de pagos.

Actualmente, República Dominicana tiene adecuados fundamentos macroeconómicos, con una inflación controlada, estabilidad relativa de la tasa de cambio y Reservas Internacionales suficientes para cubrir más de cuatro meses de importaciones y abundante liquidez (dinero líquido) en el sistema financiero. No obstante, la actual coyuntura externa ha obligado a destinar cuantiosos recursos para mantener la salubridad y la dinámica de la economía del país, de forma que no resulten afectados los empleos. El turismo, que representa una parte importante en la actividad laboral y los ingresos de divisas está prácticamente paralizado en su totalidad.

Otros ingresos que entran al país son las remesas familiares y, después de China, España y Nueva York son los países donde residen la mayor cantidad de dominicanos en el exterior y están registrando los mayores casos de la enfermedad. Hasta ahora las remesas siguen creciendo, pero no se augura lo mismo para mediano plazo, de continuar la incertidumbre. A esto se adiciona la baja dinámica del comercio mundial y regional que, según las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) no son nada halagüeñas.

Esta semana, la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, dijo que los costos humanos de la pandemia “son inconmensurables”, por lo que todos los países deben trabajar en conjunto para proteger a las personas y limitar el daño económico. Anunció que el FMI podría desembolsar rápidamente US$50,000 millones a través de sus servicios financieros de emergencia a países de bajos ingresos y a mercados emergentes. El organismo dispone de 1 billón de dólares para financiar a sus miembros.

El FMI y el Banco Mundial pidieron a los países acreedores internacionales que condenen el reembolso de deudas a los países pobres para que puedan tener liquidez, dentro de lo que caben 76 naciones y solamente ocho de la región latinoamericana y del Caribe pueden aprovechar esta opción (Haití, Honduras, Belice, Nicaragua San Vicente y Granada, Guyana, Dominica y Santa Lucía.

Los países muy pobres son aquellos en los que una gran proporción de sus habitantes subsiste con menos de dos dólares al día (US$1.90).

Previamente, Alejandro Werner, director para América Latina y el Caribe del FMI, advirtió la necesidad de tomar medidas, en vista de que por el COVID-19 se desacelerará la economía mundial y la región podría terminar este año con un crecimiento negativo. Señaló que habrá perturbación en la cadena de suministro, caída de los precios de las materias primas, contracción del turismo y “un marcado endurecimiento de las condiciones financieras mundiales.

Un mapa regional publicado por Werner en el portal del FMI ubica a República Dominicana, Colombia, Perú y el Paraguay como los países menos preparados de la región para hacer frente a la pandemia. Entre los mejores preparados figuran Brasil, Chile, Argentina, Ecuador y México, mientras que el peor preparado es el vecino país de Haití.

Recientemente las autoridades dominicanas informaron que el país puede disponer de recursos del Banco Mundial, del BCIE, la CAF y el BID y de girar el 50% de la cuota en el FMI unos US$332 millones a una tasa de interés de 1.5%, aunque precisaron que aquí no hay problemas de balanza de pagos.

Consultado al respecto, el economista Luis Manuel Piantini, dice ser partidario de que el país acuda a los organismos multilaterales a hacer uso de los recursos que están disponiendo a tasas mínimas y sin condicionalidades.

La sugerencia cobra importancia ante la gran necesidad de recursos de los países y un posible endurecimiento de las condiciones financieras.

Recursos disponibles

La Reserva Federal de Estados Unidos (FED) bajó su tasa de interés a niveles históricos de 0.0% y 0.25% y está ofreciendo ayuda financiera para combatir el COVID-19.

El Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) anunció la mayor donación de sus 60 años de historia, mediante una cooperación no reembolsable de US$8 millones a los países del SICA (Sistema de Integración Centroamericana) que agrupan a Belice, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica y República Dominicana. De estos, corresponderá a cada país US$1 millón, sujeto a rendición de cuentas.

Esos recursos estarán destinados a la compra de medicamentos, insumos y a cualquier otra emergencia de salud y de alimentos, agua potable y otros bienes básicos.

Para Costa Rica le autorizó un financiamiento de US$90 millones para apoyar a los sectores de la industria y servicios y dar liquidez al sistema financiero.

El Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) puso a disposición de los países afectados una lía de crédito de US$2,500 millones. Previamente había aprobado más de US$50 millones en cooperación técnica no reembolsable y hasta US$400,000 para apoyar a los sistemas financieros que lo requieran.

El BID anunció que movilizará US$12,000 millones y el BID Invest otros US$5,000 millones para el sector privado paliar la crisis.

El Banco Mundial destinó US$7,100 millones para que los países en desarrollo puedan frenar el avance del COVID-19 y aumentó de US$12,000 millones a US$14,000 millones el financiamiento para ayudar a reforzar los sistemas de salud, a una baja tasa de interés.