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COLABORACIÓN

"Green finance"

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Joaquín Carranzasanto Domingo

Comenzar una frase con la palabra “green” en un ámbito empresarial, es muy fácil que para muchos interlocutores el término que le acompañe sea tachado de “washing”, independientemente del tema al que se refiera o del apelativo que se utilice.

Es comprensible este acto reflejo debido al exceso de su utilización sin tener un respaldo sólido respecto a lo que se refiere, o sin dar unos datos fiables que tengan una base en estándares internacionales. En el caso del título de este artículo, añadir “finance” a “green” es para muchas personas un oxímoron. Sin embargo, el impulso que está dando el mundo financiero al tema medioambiental está sorprendiendo a muchos escépticos. Al inversor se le suele imaginar con un carácter despiadado, que sólo busca la rentabilidad, y que además tiene un aire de suficiencia porque se ve apoyado por el artículo de un Premio Nobel, Milton Friedman, cuyo título rezaba: La responsabilidad social de la empresa es aumentar su beneficio.

¿Qué ha ocurrido para el mundo financiero se esté volviendo “verde”?

Además de un movimiento político global - que tuvo su reflejo en el Acuerdo de París de 2015 -, es muy destacable el papel de los inversores institucionales líderes – como BlacRock, Vanguard o State Street - , que han adquirido una responsabilidad a largo plazo con sus ahorradores, y que por ello han decidido integrar factores ASG (Ambientales, Sociales y de buen Gobierno) en sus análisis financieros.

Por otro lado, los reguladores de los principales mercados financieros están obligando a las empresas que cotizan en sus mercados a ser transparentes en estos temas e informar sobre aspectos “no financieros” para que el inversor pueda tomar una buena decisión. Estos temas ASG están siendo considerados como “materiales” en cuanto a su impacto sobre los resultados de la empresa. A esto se añade que pueden ser unos buenos indicadores a la hora de valorar el riesgo y la rentabilidad de la empresa en un plazo medio/largo.

En este contexto financiero, el papel de los bancos es determinante, ya que tienen la capacidad de prestar a proyectos “verdes” y de influir en el inversor para que invierta en productos de ahorro “verdes”.

En la próxima semana, va a tener lugar en la República Dominicana el congreso anual de la asociación de bancos latinoamericanos (FELABAN), en el que se va a presentar una iniciativa de formación que impulse el “Green banking” en el ámbito latinoamericano. No se trata de impulsar la filantropía o de apoyar a una organización no lucrativa (que por otro lado merecen un gran respeto), sino de facilitar el conocimiento de los riesgos que se van a producir y de las enormes oportunidades que van a surgir en la financiación de los proyectos verdes.

Su propósito no es hacer un “green washing” de las actividades financieras, sino lo que se pretende tiene un claro componente económico. Aprovechar las oportunidades “green” que van a surgir en el proceso de transición a una economía baja en carbono.

El autor es profesor de la Escuela de Negocios IE Business School.

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