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CONSULTORES EMPRESARIALES

La orquesta del Titanic como estrategia digital

Hace pocos días, la famosa cadena americana de tiendas Sears anunció su bancarrota. En septiembre del 2017, la juguetería Toys “R” Us se declaró en quiebra técnica. Dos marcas icónicas barridas por la disrupción digital, que son tan sólo “la punta del iceberg”.

Las luces de emergencia deberían de estar parpadeando en toda la industria.

Sin embargo, hallazgos presentados por Deloitte en el estudio “The industry 4.0 Paradox” (La paradoja de la industria 4.0) publicado al inicio de este mes de octubre, demuestran que los tomadores de decisión siguen sin tomar conciencia de la revolución que está ocurriendo.

Unos 361 ejecutivos de la industria de producción y logística en 11 países fueron entrevistados. El 94% de ellos consideran que la transformación digital es la prioridad en la estrategia de la organización: los numerosos seminarios y columnas en la prensa sobre el tema están dando sus frutos, existe ya una conciencia generalizada sobre lo crítico de adaptarse a la disrupción digital.

Sin embargo, llama la atención de que tan sólo el 30% del presupuesto de tecnología sirva para apoyar las iniciativas de transformación digital, y que tan sólo un 11% sea considerado para la investigación y el desarrollo. Además, siempre en el campo tecnológico, las inversiones se enfocan en “mejorar” plataformas tradicionales tipo ERP o herramientas de ofimática (más de 85%), y menos del 60% para apostar a tecnologías que redefinan la relación al cliente y la productividad como el Big Data o la robotización.

El camino hacia el ámbito digital se vive a la defensiva, no como una oportunidad de crecer. De hecho, la intención de aumentar la innovación no supera los 23%.

Así las cosas, ya no cabe hablar de transformación digital como proceso. Literalmente, será reinventarse o morir.

El mayor reto ya no de conciencia, ni de estrategia, ni de saber de inteligencia artificial, e-commerce o robótica, ni siquiera de conocer a un cliente mejor que él mismo. Esperar evitar lo inevitable no bastará.

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