Santo Domingo 23°C/24°C moderate rain

Suscribete

Tres editoriales del Listín Diario del 2004 sobre el futuro de las relaciones entre China y RD

China y nosotros I

China está galopando rápida e imparablemente hacia una posición cimera entre las potencias económicas del mundo.

Todos estamos atentos a su desenvolvimiento económico y a la fuerza con que irrumpe en los mercados, generando unas demanda jamás vistas por petróleo, cobre, hierro, acero, aluminio, cemento y otras materias primas indispensables para no detener su veloz ritmo de crecimiento.

Para tener una idea de cuán espectacular ha sido el impulso con que China penetra en los mercados, basta observar que solo en este año exportará casi la mitad del valor de lo que exportó en la década de los noventa, es decir; casi 15 mil millones de dólares.

Y de ese monto, mil 100 millones aproximadamente corresponden a ventas en la región del Caribe. Su economía ha crecido un 9.1 por ciento en el tercer trimestre de este año, mientras que la de Estados Unidos lo hizo a un nivel de 3.7 por ciento en igual periodo.

A causa de este dinámico proceso de expansión económica, se le llama a China el “taller mundial”, donde se producen los más asombrosos fenómenos del mercado moderno. Por ejemplo, florecen en ese país los negocios de comida rápida más famosos de los Estados Unidos, a pesar de que China cuenta con una saludable, diversificada y excelente oferta de platos autóctonos.

La Coca-Cola y la Pepsi venden más productos mes tras mes, las fábricas de ropa, de chics de computadoras, de automóviles y de otros artículos de gran demanda, han tenido allí su gran “boom” de ventas.

Los vecinos asiáticos envían componentes a las factorías chinas para ensamblarlos y revenderlos en otros países, aprovechando gran disponibilidad de mano de obra capacitada.

China necesita alimentar; vestir y proveer condiciones de vida digna a mil 300 millones de personas, y todavía está lejos de lograrlo.

Su gobierno, que ha adoptado una línea económica según principios del mercado, lo que sitúa a China en el camino del capitalismo o “socialismo de mercado”, como prefieren decir; está urgido de crear entre 9 y 10 millones nuevos de empleos cada año para ir reduciendo los genuinos niveles de pobreza y atraso que acusan hoy varias regiones de ese continente.

China es una realidad de mercado que ya nadie puede ignorar. Casi 4 mil parques y zonas industriales están hoy en construcción, y China está atrayendo en estos momentos el grueso de las inversiones extranjeras directas que antes se dirigían a otras zonas del mundo.

Republica Dominicana, que no mantiene relaciones diplomáticas con China, ha sostenido un creciente intercambio comercial que ya supera este año los 180 millones de dólares, cifra que promete elevarse en la medida en que este intercambio se intensifique. Esto obliga a mirar con otros ojos y con otras premisas el futuro de nuestra relación con ella.

China y nosotros… y lo inevitable (2)

Establecer relaciones diplomáticas con China es casi inevitable no solo para la República Dominicana, sino para el resto de los países de la región centroamericana y del Caribe que aun no lo ha hecho.

Y no porque se trate de un mercado de insondables oportunidades, sino porque las relaciones comerciales entre naciones se basan ahora en un concepto de oportunidad, competitividad y rentabilidad, no propiamente en valores morales ni en otras ataduras de antaño.

No es raro ver; por eso, a las naciones capitalistas más industrializadas insertadas en el mercado chino y asiático, sino a la propia China, flexibilizando sus esquemas socialistas y centralizadores, para abrirse a estos intercambios, aunque sea a costa de ofrecer las condiciones más ventajosas con tal de preservar un ritmo de crecimiento económico que le permita dar respuesta a las necesidades de sus 1,300 millones de habitantes.

Ya no predominan prejuicios ideológicos ni razones geopolíticas para trabar este asombroso intercambio comercial que se está produciendo entre dos mundos, el capitalista y el socialista revisado.

Tanto es así que, pese a su rivalidad de casi medio siglo con Taiwán, los chinos han permitido el establecimiento de unas de 63 mil empresas taiwanesas con una inversión de más de 350 mil millones de dólares.

A cambio de formalizar relaciones diplomáticas con cualquier otro país vinculado por nexos históricos a Taiwán, China reclama que se le reconozca su soberanía sobre el pueblo chino, u acepta que los países continúen manteniendo sus relaciones culturales, sus intercambios de todo género con Taiwán, a que le reconocerán –según los altos rangos con los cuales tuve entrevistas- su autonomía para cobrar y disponer de los impuestos, mantener su propio ejército y relaciones comerciales con quienes quiera.

Leyes del mercado, sin embargo, terminaran cambiando el curso de las relaciones diplomáticas y comerciales de la Republica Dominicana con esa y otras naciones asiáticas.

No son condiciones creadas por nosotros, sino por un mundo globalizado que se comunica, se entiende y coexiste bajo nuevos parámetros, y no podemos ni debemos, cualquiera que sea la circunstancia, quedarnos aislados de ese proceso.

Sabemos que es una coyuntura difícil para la República Dominicana, nación respetuosa de sus principios en el orden internacional, pero la prueba de que los tiempos han cambiado la tenemos inclusive en nuestra relación con los Estados Unidos, la primera potencia global, en la que intereses muy específicos- no necesariamente gubernamentales- influyen en un compromiso tan decisivo como el Tratado de Libre Comercio, o en la forma en que varios países otrora divididos por guerras o por disputas territoriales, se tratan ahora como genuinos socios y excelentes amigos.

China y nosotros… un asunto de prioridades (y 3)

Hay dos gestos que China aprecia de nuestro país: el que votara en la ONU a favor de la incorporación de China al Consejo Económico y Social y el más reciente, una nota oficial comunicando que pronto enviara un representantes comercial a Beijing.

Este último detalle se interpreta como una “señal positiva” que marca el preludio de un proceso hacia la formalización de relaciones más amplias entre ambos países.

Shen Guo Fang, adjunto del ministro de Relaciones Exteriores de China, dio la noticia al director general del LISTIN DIARIO, al recibirlo en la Cancillería. “Estamos estudiando la nota con mucho interés”, dijo.

Aun cuando no tenemos relaciones diplomáticas con la Republica Popular China, entre nuestros pueblos se ha desarrollado un intercambio de productos que el año pasado fue de 152 millones de dólares y que en los primeros 9 meses de este 2004 ha ascendido a 172 millones de dólares.

Pero a nivel del Caribe, China ha desarrollado un intercambio comercial que supera los 1,400 millones de dólares, y para febrero próximo planea celebrar una reunión ministerial en Jamaica para acordar proyectos de cooperación más amplios.

No podemos permanecer aislados ni indiferentes a lo que se está moviendo alrededor nuestro y de ahí que sea esta una oportunidad para que nos hagamos representar en esa reunión y para que, ya, comencemos a definir algunos pasos concretos de mayor colaboración.

China es una nación potencialmente capaz de importar materias primas, minerales, productos agrícolas dominicanos, así como de invertir en aéreas de industrias, alta tecnología y turismo.

Estamos convencidos de que si se llegan a formalizar relaciones diplomáticas, la Republica Dominicana se beneficiaría aun más de la asistencia financiera y técnica en dichas áreas. Gracias a las reformas económicas internas y a la apertura de China hacia el mundo, el ingreso per cápita de los chinos se ha elevado y esto permite que más ciudadanos viajen como turistas al exterior.

China mantiene relaciones diplomáticas con 160 países y con 20 de América Latina, exceptuando Paraguay, los países centroamericanos, Republica Dominicana y Haití.

Aquellos nos llevan ya una considerable ventaja en su posicionamiento dentro del gran pastel que constituye el mercado chino para sus productos. Ojala que no lleguemos a este escenario cuando solo queden las migajas.

Esta realidad nos obliga a asumir una actitud más pragmática y más conectada con nuestros intereses económicos. De ahí que en nuestra agenda de política exterior, es preciso que coloquemos impostergablemente a China en el lugar de la más alta e inmediata prioridad.

Tags relacionados