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MARKET INKTERACTION

El valor de una buena reputación

Las reputaciones tanto personales como corporativas, viven una existencia muy real aislada muchas veces de nosotros o del equipo ejecutivo que las gestiona. Representan la construcción mental colectiva de todos, basada parcialmente en nuestras propias acciones, sumado a las percepciones y opiniones que otros tienen sobre nosotros.

La reputación nos antecede, es lo que dicen cuando no estamos presentes; es más difícil construirla que destruirla. Solo tenemos influencia sobre ella, pues nunca la controlamos, pero, sin duda, sigue siendo uno de los activos más preciados.

Construir una #Dura reputación requiere esfuerzo, paciencia y tiempo. Destruirla solo requiere un paso en falso, una mala decisión en un momento determinado.

Para convertirnos en esa marca que merece una buena reputación debemos tomar las medidas y acciones consistentes que nos permitan asociar esas características y valores con los que deseamos que nos asocien.

Ya no es suficiente decir que somos buenos, sino que hay que demostrarlo, siendo los clientes los que descubran estos atributos y lo propaguen a todas voces.

Una buena reputación inspira a otros. Todos necesitamos modelos positivos, incluso los mejores y más brillantes. Así lo demostró el Banco ADEMI al celebrar 35 años de su fundación.

“El banco que da la mano”, mostró en una hermosa ceremonia, que vale la pena honrar aquellos protagonistas que se levantan entusiasmados con un propósito y luchan hasta verlos materializados. Testimonios reales de micro, pequeños y medianos empresarios que han aportado al desarrollo nacional gracias a su apoyo. Declaraciones escritas que respaldan la credibilidad y nivel de experiencia de ADEMI en el sector de microfinanzas.

A su vez, los testimonios voluntarios y espontáneos fortalecen la reputación pues expresan la confianza que otras personas tienen en nuestra institución y oferta comercial. Es una herramienta maravillosa y poderosa que ayuda a atraer el interés hacia nuestra empresa, mostrando afuera que hay algo interesante en ella que vale la pena conocer.

El éxito de un negocio, no importa su tamaño, depende en gran medida del boca a boca. De ese espaldarazo de confianza y credibilidad.

Así se constató esa noche, cuando un cliente voluntariamente tomó la tarima para expresar con corazón agradecido y muestra fehaciente lo que ADEMI ha representado para él, su familia y su negocio a lo largo de los años.

Sus palabras fueron suficientes para honrar el legado y memoria de Don Camilo Lluberes y Manuel Arsenio Ureña, sus fundadores, y de todo el equipo de colaboradores que conforman la institución.

No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. Que como ADEMI, vale la pena sembrar esperanza para cosechar voluntades.

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