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SERIE ESPECIAL

La búsqueda del primer empleo

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Sergio Cid SolanoSanto Domingo

Su nombre es Rosalina Lora y como muchos otros profesionales aún espera por la oportunidad de trabajar en el área para la cual se ha preparado. Con muchos sacrificios, entre desvelos y dolores de cabeza logró cumplir uno de sus anhelados sueños, graduarse de la carrera de Comunicación Social en la Universidad O&M en el 2016, sin embargo todo el esfuerzo aún no ha valido la pena más allá de una satisfacción personal.

Siete han sido los años que Lora lleva buscando su primer empleo en el área de comunicación. Su vida como profesional todavía no ha despegado, porque quizá como la gran mayoría de los jóvenes de República Dominicana, ella no tiene una “cuña” que le facilite el proceso de adentrarse a algún medio de comunicación.

Desde pequeña su pasión ha sido comunicar y hablar en un micrófono. Siendo quien amenizaba los encuentros familiares, Lora siempre soñó con estar en un medio de comunicación haciendo lo que tanto le gusta.

Sus expectativas al entrar a estudiar a la universidad eran, entre otras, comenzar a laborar en el área antes de concluir la carrera, sin embargo el tiempo le ha pasado siendo una simple secretaria de un centro de salud privada.

“Desde los 17 años me he ido preparando en todo lo que conlleva ser un buen comunicador. He realizado cursos y talleres de locución, maestrías de ceremonias, de oratoria y miedo escénico, pero aún no logro conseguir nada”, comenta.

Aunque afirma no sentirse frustrada por no haber logrado un empleo en su área, Lora expresa que en varias ocasiones se ha sentido mal por no estar trabajando en lo que le gusta. Muchas han sido las puertas que ha tocado esta joven para conseguir un trabajo, pero hasta el momento todas las ha encontrado cerradas.

“En el área he buscado oportunidades y he tocado muchas puertas pero no he tenido la oportunidad de que me en el chance en algún medio de comunicación”, dice.

Relata que muy lejos de lo que había soñado, su primer empleo fue como secretaria. Trabajo el cual abandonó hace unos días luego de cuatro años y once meses. A pesar de todas las veces que le han dicho que no hay vacantes para ella a los lugares que ha ido, su tenacidad y empeño por ir en busca de lo que tanto ha deseado, la llevó a renunciar.

“Decidí tomar la decisión de dejar ese trabajo, porque necesito que los años y la vida no me pasen sin ver lograr mis sueños. Dejé ese empleo porque quiero crecer como profesional y ahí no lo iba a lograr, pues no existía un departamento de comunicación que me lo permitiera”, puntualiza.

En muchas ocasiones Lora se hacía la misma pregunta: ¿Qué hago aquí si no hay oportunidades de crecimiento para mí?, pero los compromisos financieros que tenía no le permitían dejar de trabajar en un oficio que no era para lo que se había preparado, pero que le permitía recibir un salario.

Pese a que no ha logrado conseguir su primer empleo como comunicadora, la joven cree que las oportunidades aun existen para los profesionales. No obstante, considera que uno de los principales problemas es que algunos de los que llevan tiempo trabajando en el área, no quieren ceder y darle el chance a los nuevos talentos que tanto desean crecer, como es su caso.

Sin dejar de lado el hecho de lo difícil que por sí resulta para un recién graduado adentrarse al mercado laboral, Lora explica que a esto se le suma otra barrera denominada el “amiguismo”.

Refiere que lograr un empleo depende mucho del “amiguismo” y de qué conocido tenga dentro de una empresa que pueda ayudar al profesional a conseguir un puesto o un trabajo.

“Quienes no tenemos ninguna “cuña” se nos hace mucho más difícil”, argumenta con cierta impotencia en su voz.

Rosalina Lora destaca que la dificultad para lograr un primer empleo como profesional es un mal que está afectando a nivel general. Pues indica que no solo se les dificulta a los egresados de comunicación, ya que conoce a varios graduados de otras carreras que están o han pasado por su situación.

“A mí me gustaría que a los profesionales se nos diera la oportunidad y que nos evalúen como profesionales no por ser amigo de alguien. No que se nos cierren las puertas”, plantea.

Rosalina Lora considera que todas las empresas tienen que entender que los jóvenes necesitan esa primera oportunidad para comenzar a poner en práctica los conocimientos adquiridos en la universidad.

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