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Economia & Negocios

CON EL SUDOR DE SU FRENTE

Zapatero a su zapato por 5 décadas

Junto a sus 16 hermanos, César Telemín supo desde temprano lo que es trabajar y recomienda a la juventud rescatar el valor del trabajo duro.

La vida de César Telemín ha estado dedicada durante 53 años a la reparación de calzados en su ciudad natal, La Romana. Su apellido está también ligado a la comarca y su labor no solo ha sido sostenida, sino que con ella ha levantado su familia.

Este hombre, reconocido como una persona valiosa y humilde por su comunidad, es muy conocido por su ardua labor, dedicación y responsabilidad, dado que desde los 15 años se ha consagrado al oficio en el que actualmente repara 25 calzados diarios.

Instalado en la calle Héctor René Gil en pleno sector La Aviación, en la parte céntrica de la ciudad, ha sabido ganarse un espacio y estar actualizado en la zapatería. Con 74 años se pasa 12 horas, durante seis días y medio a la semana, exceptuando la tarde del domingo.

Nacido el cinco de octubre del 1942, Telemín se involucró en el negocio desde los 15 años, cuando comenzó a laborar con Miguel Caridad en 1968, un higüeyano que sobresalió en el oficio en aquella época.

Hijo de Juan Telemín, un tablajero del mercado, y Fabiona García, ama de casa, desde joven asumió con mucho rigor sus responsabilidades por el trabajo. “Yo nací aquí, en esta misma casa, en este sector de La Aviación. Aquí sigo trabajando, aquí está mi casa”, relató.

Agregó que con 16 hermanos, desde temprano supo lo que era trabajar para ganarse el sustento honradamente. El mérito que tiene es que pese a las evoluciones que han tenido este tipo de negocio y la competencia, él mantiene su clientela, por los precios y su responsabilidad.

Los arreglos Reparar zapatos es la veteranía de este hombre, quien refiere que ha sabido mezclar lo tradicional con lo viejo. Dijo que el mayor trabajo que se hace es ponerle suela, que mucha gente opta por reparar los viejos y no comprar nuevos, por economía. Una de las labores que más realiza es “poner tapitas” a los zapatos de mujer, eso que costaba tres centavos cuando comenzó, ahora lo hace por RD$75 y es de los que menos cobra.

Recuerda que en época de Trujillo, un zapato nuevo costaba cuatro pesos, pero ahora solo repara. De la labor reconoce que poner suelas es lo más completo y difícil, pero lo hace con entusiasmo.

Su familia Este hombre de trabajo, a quien han atracado pistola en mano en dos ocasiones en su negocio, ha corrido riesgos, pero su mayor orgullo ha sido tener dos de sus hijos en los Estados Unidos, uno en Boston y otro en Puerto Rico. Marleni, su otra hija, es médico y de todos está orgulloso, al igual que de César, Miguel y Trevi.

Recuerda como anécdota que Trujillo lo vio en varias ocasiones cuando vino a la fiesta de Santa Rosa de Lima y que el día que anunciaron su muerte, él iba a llevar unos zapatos a un lugar y se devolvió.

El negocio Para dedicarse al negocio de reparación artesanal de calzados, es preciso que el propietario posea habilidad manual para ejercer el oficio, con lo que César cuenta además, de tener conocimientos y amplia experiencia en el oficio.

Sin embargo, pese a que desde hace tiempo lo realiza de forma artesanal, de donde percibe sus ingresos, dispone de una amplia oferta y variedad de productos para aumentar el tráfico de clientes en el negocio.

Aunque en su caso, repara y construye en menor proporción calzados, este tipo de negocio también se basa en la variedad de servicios y de productos ofrecidos que incluyen además: accesorios para el calzado; tintes, cremas, ceras, dilatadores, quitamanchas, reparadores, plantillas y cordones.

El mercado En el sector del calzado hay que distinguir dos tipos de profesionales: los maestros zapateros, que confeccionan los zapatos; y los zapateros que se dedican a la reparación del calzado usado.

Ambos han ido desapareciendo con la revolución industrial, al ser sustituido el hombre por la máquina, sin embargo aún quedan, como en el caso de César, verdaderos artesanos en la reparación de calzados.

Existen grandes fábricas de calzado, donde la maquinaria corta el cuero, cose, pica, clava, entre otras cosas, y para ello no estaría mal que el Gobierno incentivara a pequeños empresarios y los entrenarás en ese sentido, como opina este maestro de la reparación.

Pese a que generalmente mucha gente tiende a comprarse un zapato nuevo que a repararlo, los zapateros no han salido del mercado, aunque muchos se han debido adaptar a la realidad.

La situación es que existe un hueco de mercado para estos profesionales, principalmente en el segmento del calzado de calidad, puesto que si una persona gasta más en calzado, luego estará dispuesto a mantenerlos en buen estado y alargar su vida útil.

Existen pequeños talleres artesanales donde únicamente se prestan servicios de reparación de calzado, a la vez que proliferan en el sector tiendas que, dedicadas a la reparación, han ampliado sus servicios con oferta de copia de llaves, venta de artículos para conservación y otros.

CAMBIOS Competencia en el mundo del zapato Los nuevos tiempos traen consigo una modernización de los calzados, que obliga a actualizarse a los tradicionales y la novedad son franquicias que se establecen en grandes centros comerciales o hipermercados.

La tendencia en diversos países es que los negocios dedicados a la reparación de calzados han agregado servicios, una amplia variedad de prestaciones rápidas para los clientes, tales como reparación de calzado, copia de llaves, fabricación de sellos de caucho, grabación de placas, rótulos, venta de cordones, cepillos, tintes y otros. Los expertos en términos de marketing sugieren que una zapatería moderna deba contar con un local que refleje la imagen que se desea dar del negocio, cuidar detalles como las vitrinas de exposición para incrementar la venta fomentando la compra impulsiva recordada, personal con la vestimenta adecuada y trasmitir profesionalidad mediante el asesoramiento al cliente. También realizar promociones en temporadas, cambio de calzado de verano a invierno en donde aplique la publicidad. Un reparador de calzados jamás debe olvidar el “boca a boca” como publicidad más efectiva, que es la que aplica César. Cuando el cliente ha quedado satisfecho del servicio y el trato recibido se convierte en un excelente comercial.

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