INTELIGENCIA EMPRESARIAL

Economía de la actualización

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Jonathan D’Oleo PuigSanto Domingo

El acelerado ritmo de cambio en la economía de hoy en día nos obliga a actualizarnos todos los días. Consideremos que apenas acabándose de secar la tinta que explica un nuevo concepto, nace otro que lo hace obsoleto. Y ese predicamento no es necesariamente nuevo, pues a través de los tiempos todos los seres vivos han necesitado actualizarse cotidianamente para mantenerse o mejorarse sosteniblemente.

Por eso, en principio, dormimos, comemos, trabajamos, nos ejercitamos y relacionamos todos los días de nuestras vidas.

Supón que ayer manejaste por 150 kilómetros desde el punto A al punto B y que hoy quieres manejar otros 150 kilómetros desde el punto B al punto C.

Hoy tienes el tanque de gasolina vacío, mas ayer cuando manejaste al punto B lo tenías lleno con la cantidad exacta de combustible en el tanque para recorrer 150 kilómetros.

Es obvio que el combustible que tenías ayer para recorrer la distancia entre A y B no es relevante hoy para recorrer la distancia entre B y C.

Por lo tanto tienes que echar combustible nuevamente para llegar al próximo destino en tu viaje hacia la plenitud de tus potencialidades.

Así como la gasolina echada y utilizada ayer significa nada para la distancia que tienes que recorrer hoy, el título universitario que obtuviste hace cinco años, el dinero que ganaste y ya gastaste, el tiempo que esperaste por ello, ella o él y no llegó aquello, aquel o aquella, no te capacita ni te califica para recorrer la distancia que te separa de tu nueva meta de lograr algo sin precedentes en la historia de tu vida, de tu especie, de tu familia, de tu comunidad, nación o continente.

El hecho es que tienes que actualizarte hoy para mañana y mañana para pasado mañana. En los negocios eres tan exitoso como el tamaño de tu último logro.

Ciertamente, en la dinámica empresarial el parabrisas siempre es y será más grande que el espejo retrovisor.

Mira hacia delante, a través del parabrisas, para aprovechar el potencial que tienes hoy y ahora de modo que tus mañanas sean mayores y mejores que tus ayeres.

Los retrovisores utilízalos mirándolos de soslayo para aplicar la sabiduría acumulada que no caduca, reconociendo la historia pasada que nos educa a medida que trabajamos en el presente por un porvenir donde podamos reír más que llorar y nuestro gran sueño materializar.

Para lograr esto tenemos que pensar y arduamente trabajar teniendo siempre presente la lección de la famosa máxima que establece que “mientras más sudamos en tiempos de paz, menos sangraremos en tiempos de guerra”. Así que actualicémonos cotidianamente y trabajemos inteligentemente con el sudor de nuestras frentes.

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