El magnate que se replegó justo a tiempo en China

HONG KONG—Inversionistas de todo el mundo están preocupados por los temblores económicos de China, pero el magnate hongkonés Li Ka-shing tiene menos razones para entrar en pánico. Discretamente, desde hace tiempo ha venido limitando su dependencia de la segunda mayor economía del mundo.

Li, apodado Supermán en Hong Kong debido a la perspicacia para los negocios que le permitió convertirse en uno de los hombres más ricos de Asia, ha ido recortando su cartera de propiedades en China desde 2011. También ha vendido parte de sus puertos y participaciones en empresas minoristas en Hong Kong, que es un conducto para el comercio y las finanzas internacionales de China.

Al mismo tiempo, el magnate de 87 años ha reorientado sus dos principales conglomerados, Hutchison Whampoa Ltd. y Cheung Kong Holdings Ltd., hacia el continente europeo. En los últimos 18 meses, ha invertido más de US$20.000 millones en la compra del segundo mayor operador de telefonía móvil del Reino Unido, un fabricante de trenes británico y una cadena de farmacias holandesa, además de fusionar su compañía de telecomunicaciones italiana con un rival más grande. La valuación de estos acuerdos supera la suma de todas sus adquisiciones europeas de los 10 años previos.

Incluso antes de esa racha de inversiones, en 2012 Europa había superado por un pequeño margen a la Gran China (China continental más Hong Kong, Macao y Taiwán) como el mayor contribuidor a la ganancia operativa de Hutchison.

El año pasado, el continente europeo representó 42% del total, mientras que la participación de la Gran China se redujo a 30%.

En una señal de que la era de los grandes retornos de los años del auge chino podrían haber llegado a su fin, tres personas cercanas al negocio de Li dicen que lo que motivó al magnate a tomar esas decisiones fue en parte su creencia de que hoy se puede ganar más dinero en Europa, considerada durante mucho tiempo como una colección de economías lentas y pesadas, que en China, que hasta hace poco fue un imán para los inversionistas que buscaban altas tasas de crecimiento.

Ejecutivos de la compañía han dicho que el tamaño y la escala de las oportunidades de inversión en Europa superan a las de Hong Kong, donde no queda casi nada en lo que Li no haya invertido.

En momentos en que las preocupaciones sobre una desaceleración económica de China sacude los mercados globales, la caída de precios de las acciones y la devaluación repentina del yuan, Li parece haberse anticipado a todos, consolidando así entre los inversionistas su reputación de oráculo de los negocios. Conocedores de la compañía y académicos que estudian su trayectoria, sin embargo, dicen que el magnate fue también motivado por la debilidad del euro, que hizo que los activos europeos que ofrecen retornos constantes se volvieran más baratos en relación con China.

“En lo que Li realmente sobresale es en el momento de venta”, dice Woody Wu, profesor de contabilidad de la Universidad China de Hong Kong. “Vende siempre que el precio sea correcto. Respecto a las finanzas, es un genio”.

Li, que al 5 de septiembre fue valorado por la revista Forbes en US$24.800 millones, preside un imperio dividido básicamente en cinco áreas: bienes raíces, telecomunicaciones, puertos e infraestructura, comercio minorista y energía. A principios de este año, fusionó sus dos empresas emblemáticas en CK Hutchison Holdings Ltd. y escindió su negocio de bienes raíces en una compañía llamada Cheung Kong Property Holdings Ltd. El valor de mercado combinado de ambas empresas asciende a unos US$77.000 millones. Ayer anunció la combinación de Cheung Kong Infrastructure Holdings Ltd., su brazo de infraestructura, con Power Assets Holdings Ltd., su filial de servicios públicos.

Li y CK Hutchison no quisieron hacer comentarios. Cheung Kong Property no respondió a preguntas enviadas por correo electrónico.

El desempeño de las acciones de ambas empresas superó el del Índice Hang Seng de Hong Kong, que desde el 12 de junio ha perdido más de 22%. En el mismo período, las acciones de CK Hutchison han retrocedido 8,48% y las de Cheung Kong Property 18,88%, lo que demuestra que Li no es inmune a la desaceleración de China.

La mayor parte de la cartera de bienes raíces de Li está en el gigante asiático. Según dos personas que han trabajado en estrecha colaboración con él, nada entusiasma tanto al magnate como la perspectiva de un desarrollo inmobiliario. En una oportunidad, cuenta alguien que lo visitó, se jactó frente a invitados desde su oficina en el piso 70 en el distrito central de negocios de Hong Kong que uno de cada ocho edificios en la silueta de la ciudad había sido construido por él.

Li fue uno de los primeros desarrolladores extranjeros que entró a China cuando el ahora fallecido presidente Deng Xiaoping, con quien tenía lazos cercanos, comenzó la apertura económica del país. El magnate mantuvo buenas relaciones con los dos sucesores de Deng, Jiang Zemin y Hu Jintao, pero según observadores de la política china, está menos cerca del actual presidente, Xi Jinping.

En 2008, Li sorprendió cuando vendió a un inversionista privado una torre de oficinas de 40 pisos en el corazón del floreciente distrito financiero de Shanghai por 4.900 millones de yuanes (unos US$769 millones). Tres años más tarde, en medio de una caída del mercado, el edificio se volvió a vender por 500 millones de yuanes menos, según personas al tanto.

Li no ha hecho ninguna adquisición importante de bienes raíces en China por lo menos desde 201 2y ha vendido centros comerciales y desarrollos de vivienda.

“Esto demuestra (que las empresas de Li) son pesimistas respecto del futuro del mercado”, señala Samuel Hui, analista de conglomerados en la firma de corretaje bursátil CLSA.

Una fuente cercana a Li dijo que éste ha perdido la ventaja que tuvo en los años 90 respecto del mercado de bienes raíces chino frente a la competencia de magnates como Wang Jianlin, de Dalian Wanda Group, que lo ha reemplazado como el hombre más rico de Asia.

Otros posibles motivos para la retracción de Li de China, dicen conocedores de la compañía y académicos, son el enrarecimiento de sus relaciones con quienes controlan el poder en ese país y los preparativos para ceder las riendas de sus empresas a su hijo mayor, Victor Li.

“La razón más importante por la que él se está yendo de China es que su influencia allí se está disipando”, dice Joseph Fan, profesor de finanzas de la Universidad China de Hong Kong, que ha estudiado la carrera del magnate.

Li comenzó su imperio fabricando flores de plástico en Hong Kong en los años 50, pero recientemente ha cambiado el domicilio de su negocio a las Islas Caimán.

Personas cercanas al empresario dicen que aún tiene la mentalidad de crear imperios.

“Todavía se ve su energía y su fuerte interés en hacer negocios, meganegocios”, dijo alguien que lo conoce bien. “No veo que esté cansado de hacer esto”.

—Esther Fung contribuyó a este artículo

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