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CON EL SUDOR DE SU FRENTE|

Recoge botellas con orgullo

La negativa de su marido no fue obstáculo para que Paula concrete planes. Y ahora, paradójicamente, él es uno de sus principales ayudantes. También sus hijos y gente del vecindario le ayudan en su trabajo

Paula Fragoso Alcántara tiene dos metas esenciales en su vida: que sus hijos reciban buena educación y construir su casa. Para lograrlas se esfuerza cada día sin importar lo que tenga que hacer, siempre y cuando sea trabajo digno. Son muchas las labores que a lo largo de sus 44 años Paula ha de-sempeñado. Cocinera, carnicera, vendedora, empleada de zonas francas son sólo parte de su larga lista de oficios. Pero todos ellos le impedían dedicarle el tiempo necesario a su familia. Por eso un día se le ocurrió una idea diferenteÖ “Y le dije a mi esposo: me voy a poner a recoger botellas para ver si pongo un puesto de venta. Y ese hombre estaba negado”, rememora hoy cinco años más tarde. La negativa de su marido no fue obstáculo para Paula concretar sus planes. Y ahora, paradójicamente, él es uno de sus principales ayudantes. También le ayudan sus hijos y gente del vecindario. Recoger botellas no es tarea fácil. Pero esta mujer no le teme ni se avergüenza de nada, sobre todo si se trata de contribuir con el sustento de su familia compuesta por cuatro hijos, quienes son su motor. “Yo no me acomplejo de ningún trabajo. De lo único que me acomplejaría es de hacer cosas malas, pero no del trabajo. Si tengo que trabajar día y noche lo hago porque tengo cuatro hijos y quiero sacarlos adelante, que se hagan profesionales. Y no importa lo que uno haga porque el trabajo no deshonra”, expresa mientras dos de sus vástagos la observan con fascinación. El procesoPaula reside en El Cafe De Herrera, una zona populosa y colmada de establecimientos dedicados al expendio de alcohol. Este es el lugar ideal para recolectar las botellas de vidrio que los consumidores arrojan sin control. Es ahí cuando, principalmente después de los fines de semana o días feriados, con una cubeta y otros utensilios ella recorre las calles de su barrio en busca de lo que para muchos es sólo basura. Luego las lava (si están muy sucias), las empaca y las almacena en el patio de su modesta casa hasta venderlas. Paula sale a cualquier hora del día, regularmente en compañía de sus hijos, y cuando ha completado por lo menos 600 huacales las vende a RD$1 cada botella a la Cervecería Nacional Dominicana (CND), que además le da un “pequeño incentivo”. Dado que en un huacal, dependiendo de su tamaño, caben entre 12 y 24 botellas, Paula recibe en promedio RD$7,200 y RD$14,400 por venta. Pero sus ingresos son muy variables, pues recogerlas le puede tomar desde 15 días hasta dos meses. Para completar los pedidos, cuando es necesario, ella le compra a otros recogedores. Su sueñoPaula no sueña con una vida ostentosa. Lo que ella más desea es que sus hijos sean profesionales y por eso dice que siempre se ha esforzado para que reciban buena educación. Y ya comienza a ver los frutos, pues su hija mayor pronto ingresará la universidad a estudiar medicina. Los otros tres también estudian. “Yo vivo más pendiente a la educación de mis hijos y de lo que ellos podrán ser en el mañana que en lo que yo pueda tener. Si ellos son personas de bien, lo tengo todo”, manifiesta con la ilusión de que ellos puedan lograr lo que ella no pudo. Su otro gran propósito es construir su casa. Sostiene que trabajará con ahínco hasta tener un techo digno y su negocio mejor establecido. Y no está muy lejos de alcanzar esta meta, pues en esta semana comenzó la edificación de su vivienda. Ella está consciente de que no será fácil, pero está convencida de que con el trabajo digno y el apoyo familiar todo es posible. Además, dice, las personas responsables como ella tienen las puertas abiertas en las entidades financieras.

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