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REPORTE

Mecánica automotriz, un modo de sobrevivencia

Hamlet García Cosme, propietario del negocio de mecánica automotriz ubicado en la avenida Lope de Vega esquina San Cristóbal con el nombre de Centro de Prensa 2000, ofrece servicios de reparación de tren delantero y suspensiones, de frenos, así como venta de rodamientos, amortiguadores, puntas de eje y “bushings”, entre otros, de manera informal. El enfoque del negocio es dar solución adecuada a las necesidades de cada cliente, mediante un personal capacitado. No se trata de un negocio informal. Es una microempresa que está debidamente constituida (en Industria y Comercio, la DGII, así como en la TSS), dijo. Desde pequeño, García tuvo inclinación hacia la mecánica. Sin embargo, decidió estudiar una carrera que es su otra gran pasión: los idiomas; esto así, porque entendió que había más futuro que en ser mecánico. Con las alternativas de mantenerse como ejecutivo de cuentas en una empresa de seguros o dar clases de idiomas, Hamlet García decidió, junto a su familia, salir adelante con un negocio enfocado en dar servicio de mecánica automotriz. Todo comenzó con la intervención de dos personas visionarias: Omar Candelario y Gina Cosme. Estos decidieron constituir una microempresa familiar que pudiera ofrecer un servicio de alta calidad en su quehacer, con la esperanza de satisfacer sus necesidades básicas. Con los años, la pequeña empresa sigue ofreciendo colaboración y solución a sus clientes. García Cosme tiene a sus hijos como prioridad. Uno de tres años y medio y la segunda de año y medio de edad. “Dios me premió con dos tesoros”, afirma. Ya ambos niños están en la escuela. Frente al negocio están él y su madre, Gina Cosme, quienes, junto a los otros empleados cumplen con el compromiso de satisfacer cada trabajo, a fin de proveer los mejores resultados mediante un personal comprometido y capacitado. “Nuestra mayor diferencia con los demás radica en nuestro empeño en dar un servicio cada vez mejor y un trabajo técnico de calidad”, asegura. “Dentro de mis 30 años de edad, y diez en este oficio, y las cosas más complicadas a las que he tenido que enfrentarme son el miedo de lanzarme a manejar un negocio propio y aprender esta rama de la mecánica. Sin embargo, Dios me ha acompañado en cada paso y me ha ayudado a salir adelante”, concluye.

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