Las cadenas de producción y el desarrollo

Sin duda que una de las interrogantes que como ciudadanos de una nación en vías de desarrollo tenemos que hacernos es, ¿cuál es la vía, si acaso existe, para nosotros poder alcanzar mayores y mejores niveles de “desarrollo”? Esta es aún una pregunta fundamental sobre todo cuando lo analizamos a la luz de todas las olas de protesta que se producen en países con mayor bienestar que los nuestros y que hasta ahora representaban el paradigma de cómo debíamos de hacerlo: Brasil, España, Grecia, Turquía, por sólo mencionar algunos. En segundo lugar, cuando analizamos los niveles de “crecimiento económico” en el país, en los últimos 50 años y el crecimiento de la pobreza y concentración del ingreso, tenemos que concluir que no hemos encontrado la estructura productiva y la forma de gobierno más justa y equilibrada posible. Hasta ahora la teoría económica, y el Consenso de Washington así lo estableció, la reducción de las barreras al comercio y la restructuración de los capitales productivos debía de generar el empuje suficiente para que el comercio internacional creciese impulsado por el desarrollo industrial del país en cuestión. “El Truco está en los Detalles”. Durante el siglo pasado los países desarrollados lograron fortalecer su comercio exterior porque lograron vincular su economía doméstica a su sector exportador. Es decir, el crecimiento del Comercio Exterior requería el desarrollo industrial de dicho país y una vinculación estrecha con países similares. Ese fue el caso de EEUU y Canadá en la Industria Automotriz y la vinculación de los productores manufactureros europeos. Con el fortalecimiento de las cadenas de producción los países en vías de desarrollo no tienen ni tenían que lograr tener un sector manufacturero desarrollado para insertarse en la economía global y participar en la producción de bienes de exportación. El comercio del siglo XX era de cruzar fronteras, el del siglo XXI es de encadenamientos y por tanto más complejo (Baldwin, Richard 2011). El comercio en este siglo implica relacionar: a)El comercio de bienes, sobre todo de partes y componentes intermedios; b)La inversión mixta (múltiples países) en unidades de producción, tecnología, entrenamiento y relaciones comerciales de largo plazo; c)La utilización de servicios de infraestructura para coordinar el encadenamiento de procesos productivos complejos y dispersos. Sobre todo en sectores como telecomunicaciones, envió y procesamiento de paquetes, logística de comercio internacional y aduanal, servicios financieros, etc.; 4) El cruce de propiedad intelectual y de manera informal de los conocimientos regionales necesarios para fomentar los negocios, herramientas gerenciales y de mercadeo. De tal suerte que primero no podemos pretender que vamos a lograr un estadio fundamental de desarrollo de nuestro aparato productivo interno antes de poder desarrollar nuestro sector exportador. En segundo lugar, tenemos que crear las condiciones e identificar los detractores que impiden el avance del encadenamiento entre nuestros productores y los bienes y servicios comercializados en el exterior. Debe de llamarnos en extremo a preocupación que hayamos firmado acuerdos como el DR-Cafta en 2005 y no podamos al día de hoy exhibir una balanza comercial favorable con ninguno de los países signatarios.