El FMI proyecta en 3.6% el crecimiento para Latinoamérica
El Fondo Monetario Internacional (FMI) actualizó ayer a la baja las perspectivas de crecimiento del producto interior bruto (PIB) de Latinoamérica hasta el 3.6% en 2012, cuatro décimas por debajo de lo proyectado en septiembre. La revisión del informe semestral de “Perspectivas Económicas Mundiales” sitúa el crecimiento en 2013 en el 3.9%, dos décimas menos de lo previsto anteriormente por el Fondo. La economía brasileña crecerá este año un 3%, seis décimas menos que la previsión de septiembre, según el informe en el que se actualiza a la baja tanto las economías avanzadas como las emergentes. En el caso de Brasil, el FMI espera que 2013 cierre con una subida del PIB del 4%, dos décimas menos que lo previsto anteriormente, aunque por encima del 2.9% de 2011. El FMI destacó en la actualización de su informe fiscal que Brasil ha mantenido la disciplina presupuestaria para apoyar una política monetaria expansiva como principal instrumento contra la negativa situación global. Con ello, Brasil espera cerrar 2012 con un superávit presupuestario primario del 3.1% del PIB, al tiempo que recordó las medidas de Brasilia para apoyar la demanda equivalentes al 0.2% del PIB. En el caso de México, el Fondo espera que el crecimiento se sitúe en el 3.5% en 2012, una décima menos que en la previsión anterior, y se mantenga el mismo ritmo de aumento del PIB en 2013, lo que supone un recorte de dos décimas respecto al cálculo de septiembre. Según el informe, se espera que el crecimiento en las economías emergentes, entre ellas las latinoamericanas, se ralentice “por el empeoramiento de las condiciones externas y el debilitamiento de la demanda interna”. El FMI destacó que las proyecciones asumen que se intensificarán las políticas para hacer frente a la crisis en la eurozona, que pone en riesgo el crecimiento global. El Fondo recomendó que los países emergentes con menores presiones inflacionarias inyecten liquidez para hacer frente a la desaceleración, pero que tengan en cuenta los riesgos en sectores “sobrecalentados” como el inmobiliario.