PEQUEÑA EMPRESA

Se hizo ebanista y ahora es un pequeño empresario

LA RESPONSABILIDAD Y EL TRABAJO MATERIALIZARON LA IDEA

Su abuelo era ebanista, lo mismo que su padre. Pero Mairení Vélez Díaz terminó de pulirse en el oficio cuando trabajaba junto a su hermano mayor, hace más dos décadas. Ha llovido mucho desde entonces, y hoy el hombre muestra con orgullo y soltura los resultados del trabajo constante, la responsabilidad y la unidad familiar. “Ebanistería Mavedi” es el nombre de la pequeña empresa que dirige en el sector Sabana Perdida, y en la que su esposa, Daysi Hernández, es la administradora general, mientras sus hijos (Norys, Solis y Junior) forman un equipo de cercanos colaboradores. “Comencé desde cero, con mi compañera. Empezamos con pocos clientes, pocas herramientas y poco espacio, pero con el tiempo el taller ha ido caminando”, dice Vélez Díaz mientras señala las dimensiones del espacio de trabajo donde mantiene a 13 empleados. Mavedi funciona por encargo de una cartera de clientes, a los que les ofrece diferentes servicios de terminación en madera, desde la simple puerta de oficina hasta el decorado completo de un restaurante. En algunas ocasiones Mairení se remanga la camisa y se suma a los trabajos cotidianos del taller, porque le gusta aportar ideas sobre diseño y terminación. Afirma que con la ayuda de su esposa trata de crear un ambiente de confraternidad en el lugar en el que se produce el sustento de su familia y el de otra decena de jefes de hogar. “Siempre estamos buscando la manera de compartir los beneficios con ellos. Ese siempre ha sido el Norte de este negocio”, dice sentado en una silla en su casa, ubicada encima del local del taller. En todo el alrededor puede verse una serie de decoraciones y muebles hechos en madera, los cuales sirven de catálogo de ventas de la pequeña empresa familiar. El hogar es como una oficina de trabajo. ResponsabilidadMairení es de los que creen en la responsabilidad como valor principal de los proyectos de trabajo. Dentro de un taller se pueden desarrollar las habilidades de cualquier hombre que tenga intenciones de aprender, pero si no existe un serio compromiso con la responsabilidad, la mejor iniciativa no funciona. Así piensa Vélez Díaz y así trata de relacionarse con cada uno de sus empleados y clientes. A sus hijos, asegura, intenta traspasar el mismo principio. “Un día tuve una idea, trabajé para llevarla a cabo y hoy ya es una realidad que me da satisfacción”, expresó el microempresario.. TODOS TRABAJANDISTRIBUCIÓNEn Mavedi trabaja toda la familia con roles específicos. Mairení es la cabeza del equipo, pero su esposa Daysi maneja todas las cuentas y los Recursos Humanos. Para esto estudió contabilidad y psicología. Norys, estudiante de término de Periodismo, se encarga de diseñar las comunicaciones de la pequeña empresa. Hace los contactos necesarios para difundir en los medios de comunicación el perfil y la oferta del negocio. A Solis de vez en cuando le corresponde ayudar a los clientes con la elección del diseño del producto. Estudia Arquitectura y tiene la declarada intención permanecer en el trabajo de sus padres. Junior es el más pequeño de la familia, tiene 16 años, y se está adiestrando para asistir a su padre. La familia Vélez Hernández no pretende detener el proceso de crecimiento de su empresa, por eso se prepara para ser más competitiva y pasar al próximo peldaño empresarial. Y en el futuro... ¿quién sabe? Mientras avanzan, este proyecto emprendedor tiene que enfrentar muchos apagones para mantenerse vivo.

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