Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

MACROECONOMÍA

El Globo: más que una propuesta monetaria

LA OBRA DE ABINADER HABLA SOBRE EL ARTE DE LA NUMISMÁTICA

SANTO DOMINGO.- El mundo de hoy ha perdido su amor por el coleccionismo. Fue durante el siglo XX, sobre todo durante su primera mitad, cuando el esplendor por este arte alcanzó dimensiones de inversión financiera y creó un misticismo mágico que envolvió a media humanidad. Sellos postales, tarjetas de felicitación, billetes, monedas, miniaturas, belenes, fosforeras, medallas, cadenas, relojes, vasos, armas (de fuego y blancas), fotografías, bolígrafos, plumas, billetes de lotería, anillas de tabaco y hasta envases de bebidas fueron muestras que, en manos expertas, crecieron en rigor de conservación y cuidado impresionantes.

Menos trajín laboralEran tiempos en que el hombre no tenía sobre sus hombros la presión laboral y económica del pluriempleo contemporáneo, y podía dedicar su tiempo libre a veleidades de ese tipo.

La peculiaridad del coleccionismo era su capacidad de insertar en sus filas a “especies” de las más disímiles procedencias sociales.

El coleccionista podía ser, desde un profesional impecable hasta una persona común y corriente con cierto grado de intuición. En todos los casos, se debía poseer un alto grado de sensibilidad cultural que permitiera transformar el arte de almacenar y custodiar objetos “raros” en un acontecimiento cultural de envergadura que podía no sólo dejar como resultado una plena satisfacción espiritual y sana en cuanto a la ocupación del tiempo libre, sino también una apreciable obtención de ingresos y ganancias toda vez que los objetos coleccionables también eran parte medular al mundo de la oferta y la demanda.

Alrededor del coleccionismo se realizaban importantes inversiones financias que ligadas a industrias tradicionales que en muchos casos, contribuían a diversificar la producción y a crear nuevas líneas de productos, como son los casos, por ejemplo, de las artes gráficas en relación con la filatelia, y del tabaco, en el caso de las anillas.

En el paísRepública Dominicana no se ha quedado atrás en el mundo del coleccionismo. No sólo sus grandes empresarios, profesionales y figuras políticas se han destacado en la conservación de piezas valiosas.

Muchos niños, jóvenes, estudiantes y hasta personas del pueblo aunaron la suficiente paciencia para insertarse en ese mundo, ya bien como poseedores de “cachuchas” de béisbol, hasta las codiciadas postales con la imagen de jugadores de béisbol, fútbol y otros deportes.

Abinader es gran coleccionistaUn destacado coleccionista dominicano de monedas y billetes de todo el mundo es el doctor José Rafael Abinader. A este hobby, el reputado empresario le ha dedicado casi toda su vida.

Tal vez su vinculación como profesional al mundo de la economía y las relaciones financieras que ha establecido como servidor público y privado hayan sido el principal objetivo que lo mantuvo ligado al coleccionismo. Abinader posee una notable cantidad de piezas de incalculable valor.

Fruto de su amor y su preocupación por el futuro de la numismática ante el auge de la economía mundial, el doctor Abinador publicó recientemente el libro titulado “El globo una moneda mundial” que, además de constituir una tesis medular sobre la importancia que tendría la regulación del sistema monetario internacional en una sola pieza de igual valor para todos los pueblos, constituye un homenaje a la fabricación, difusión y conservación de billetes y monedas a lo largo de la historia.

Tags relacionados