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PSIQUIATRIA

Afrontando el sufrimiento ante la pÉrdida de un ser querido en Navidad

Según decía la Dra. Elisabeth Kumbler-Ross, psiquiatra suiza, quien dedicó la mayor parte de su vida al trabajo con pacientes moribundos: “Morir es trasladarse a una casa más bella; se trata sencillamente de abandonar el cuerpo físico como la mariposa abandona su capullo de seda”. La Navidad es una época difícil para las personas que han perdido a un ser querido, ya que el ambiente de festejos puede activar el dolor de la pérdida y la no aceptación del mismo. Pensamientos como: “es injusto que no esté”, “por qué Dios permitió que sucediera”, “esta Navidad no será la misma sin él o ella”, son muy comunes en esta época del año, donde prima el compartir con los familiares y amigos. Existen muchos modos de seguir adelante y superar el duelo. En un sentido terapéutico, se dice que una persona ha logrado sobreponerse cuando es capaz de recordar al ser perdido sin tanta angustia y dolor, consiguiendo generar nuevos proyectos, logrando posicionarse en el presente y mirar hacia el futuro sin olvidar el pasado. Según refiere el Dr. See King Emilio Quinto, en su libro “Mente Sabia, Espíritu Fuerte”, esta etapa de la vida podemos enfrentarla de varias maneras: una sería la de lamentarnos continuamente por el hecho, fijándonos en todos los detalles negativos que conlleva, la cual, como resultado, nos llevaría a una mayor desesperación y sufrimiento, mucho más en esta época del año. Esta es la llamada actitud de hiperreflexion, ya que le damos vuelta en nuestra cabeza a los detalles negativos de algo. La otra actitud que podemos tomar, si bien no cambia el hecho del sufrimiento inevitable, nos evita caer en la desesperación y nos hace crecer como personas. Es importante pasar las fiestas con los seres queridos que le sobreviven, hablar del fallecido y recordar navidades pasadas. Mantenerse ocupado. Si siente tristeza, no sentirse culpable. Entender que es importante seguir adelante. Planifique, con su familia o con quienes comparta la pérdida algún ritual religioso o simbólico que le permita recordar u homenajear al ser perdido. Pero evite realizar actos que traigan a la persona a la actualidad, como por ejemplo, dejar un puesto para él/ella, comprarle regalos, etc. Es necesario asumir la realidad y no caer en la negación. La persona, ya no está con usted. Preocuparse por una buena alimentación, tomar mucha agua, masajes de relajación, acudir a terapia si es necesario para recibir la ayuda oportuna y así cambiar los pensamientos disfuncionales entorno a la pérdida. Alimentar el espíritu involucrándose en actividades comunitarias, ayudar a otros desinteresadamente. La fe es un recurso sanador, así que la búsqueda de trascendencia es fundamental. Es importante recordar que la muerte es solo un proceso natural de nuestra existencia y se debe ver como tal, pues todos, en algún momento, recorreremos ese sendero. Dios les continúe bendiciendo. Nos vemos en una próxima entrega.

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