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VIVENCIAS ¿QUÉ LEER?

Esquivos rostros de mujer

Como el amor a primera vista, como la magia de aquella mirada llena de esperanzada incertidumbre, así es como el lector se deja embaucar por el título de un libro. Cuando ese engarce sucede, quien lee sabe que no hay salida, sabe que lo que le espera son horas de completa entrega un mundo por el que ha sido conquistado.

Esquivos rostros de mujer, es la novela en la que pondremos la mirada en esta ocasión. Aunque el título no es en extremo extravagante, en lo particular me pareció especialmente enigmático. ¿Qué puede leerse en el rostro de una mujer? Mil mundos y más de un millón de rostros, diría tratando de emular el pensamiento de Roland Barthes. Mucho más, podría interpretarse de una mujer con más de un rostro y que además es esquivo. Tanto que en base ella se orquestó la trama completa de la última novela del ya conocido narrador dominicano Roberto Marcallé Abréu.

Un libro articulado a partir de dos fuerzas actanciales, una de ellas es el tiempo visto como una entidad que determina el curso de la historia. No son simples retrospectivas, es una narración llevada en dos tiempos, presente y pasado unidos en un matrimonio que va desvelando el secreto de uno de los cónyuges. Solo el tiempo explica al lector el tiempo de la historia. Una combinación que va tejiendo la identidad de los dos protagonistas. Ambos se oponen en sus ideales, pero se complementan en la comunión de sus propósitos. Cada uno funciona motivado por leyes morales distintas, una clarísima oposición binaria greimasiana; con el agravante de que, en el fondo, el amor late entre ellos.

Este manejo de un tiempo tan conveniente para los propósitos narrativos, solo puede ser llevado por la tutela de un narrador omnisciente, una voz narrativa que regule los diferentes elementos de una historia compleja. Dado que resumir el día a día del poder y concentrarlo además en una historia de amor, puede salirse de las manos sin la “tiranía” de un narrador con estos alcances.

El otro eje que conduce esta historia es de fondo, temático, una fuerza que es actante y actuante dentro de la novela: el poder. Un ente que gravita en todas las escenas, ya sea como una meta a conseguir (actante) o como una protocolo a través del cual se relacionan los personajes (actuante). De ese poder, se deriva un tercero que casi toma forma humana e interactúa, es el poder femenino como una fuerza de profunda valía y que se sustenta en un sistema de valores sólido y justo. Esquivos rostros de mujer puede explicarse como una novela escrita sobre una sola columna: el poder, que tomará diferentes formas dependiendo de si es masculino o femenino.

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