Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

Gemidos del ciervo herido, de Fausto Leonardo Henríquez

Avatar del Listín Diario
Rafael Fernández HernándezLa Laguna, España

Al leer por primera vez el poemario del escritor y sacerdote paulista dominicano Fausto Leonardo Henríquez, procuramos responder a una pregunta central: ¿qué valores encontramos en este rapto que nos propone Fausto Antonio Leonardo Henríquez hacia las esferas más elevadas del espíritu? Y la respuesta deviene –como ya algún estudioso ha dicho– inmediatamente un anhelo de santidad, hacia lo infinito, hacia el éxtasis.

Gemidos del ciervo herido presenta una poesía que busca objetivar una experiencia de aridez religiosa, no sin momentos de místico gozo. El yo poético se yergue solitario frente al de los elementos: el río, la bruma, las sombras, el viento, el declinar del día y de las cosas. Hay una voluntad poética de búsqueda, que es también una superación de adversidades y tribulaciones. Esta lucha es contra el vacío que acosa al universo exterior, y que amenaza al poeta: de ahí la cierta fragmentación de su visión, el sentimiento de tribulación, de pesadez al avanzar. La salvación del sujeto lírico se cifra en sus apóstrofes a lo alto: un fondo de impetración traspasa esta poesía; aún cuando el poeta no increpe de modo explícito, lleva el tizón de la súplica en los labios, y se lanza hacia delante con el ímpetu de la fe. Toda esta densidad de contenidos se combina con una cuidadosa expresión formal, que ofrece sugerentes relieves compositivos.

Este poemario expresa, con dominio y destreza literaria, en tres partes, bien estructuradas: a) el balbuceo y la súplica al Verbo en medio del ejercicio ascético y la conquista de la virtud; b) la mística alegría y experiencia de amor en la soledad, el silencio y la purificación; y c) la celebración litúrgica que acompaña a la humanidad del Verbo. Es una poesía testimonial que, por la forma de comunicar la superación, la esperanza y el gozo de lo divino en lo humano, y de lo humano en lo divino, nos ha merecido, como miembros del Jurado, nuestro más ferviente aplauso.

Si como dijera Fernando Rielo en 1985, en la sede de la UNESCO, con motivo de la Va edición del Premio de Poesía Mística que lleva su nombre, “La poesía es forma de una cultura que pasa por una espiritualidad insobornable”, Gemidos del ciervo herido hace gala de este aserto del poeta y pensador, pues nada aleja a esa voz lítica mística de su cabal sentido del amor a la verdad y todo lo aproxima a una axiología cristiana del hombre de hoy. También por eso era nuestro libro, nuestro poeta y nuestra voz en su voz.

Tags relacionados