Alix y sus Cánticos
El 9 de diciembre de 2010, en el portal web “Mao en el corazón”, (https://mao-en-el-corazon.blogspot.com/2010/12/las-arandelas.html), el escritor y profesor Domingo Caba Ramos publicó un interesante artículo donde estudia el origen y algunas peculiaridades de los Cánticos de Juan Antonio Alix, los cuales, según el propio Caba:
“Con el paso de los años, algunos de los versos que conforman estos “Cánticos” de Juan Antonio Alix, específicamente los que integran las cuatro primeras estrofas, fueron musicalizados y se les anexaron otros que nada tienen que ver con la versión original de los versos que en los párrafos precedentes aparecen transcritos. Entre esas estrofas agregadas o que no forman parte de las veinte más arriba comentadas, merecen citarse las siguientes:
“Ábreme la puerta
que estoy en la calle
y dirá la gente
que esto es un desaire…
A las arandelas
a las arandelas,
a las arandelas
de mi corazón.
Allá dentro veo
un bulto tapao,
no sé si será
un lechón asao”
“Se tratan, estas últimas, de estrofas cuyo autor por el momento se desconoce, razón por la cual las mismas se sitúan en el plano de lo folklórico.”
Ahora, en esta Serie Especial que Listín Diario dedica al jubileo por el centenario de la muerte del gran poeta popular mocano, no podía faltar la publicación de las treinta cuartetas (diez más que las mencionadas por el profesor Caba) que hablan de una faceta poco conocida en la obra de Alix. Esta edición está confrontada con la publicación original de esos textos, fechada en Santiago en noviembre 16 de 1908 y firmada por Juan Antonio Alix. La misma se obtuvo gracias a la generosidad del investigador Andrés Blanco Díaz, quien se ha consagrado en reunir las primeras ediciones de las décimas y cánticos de Alix difundidas en hojas sueltas en la Plaza del mercado de Santiago.
Estas cuartetas de rimas alternas (consonante segundo verso con cuarto y rima libre primero con tercero) se corresponde con la intención estética del poeta para crear una referencia musical para pequeñas estrofas de versos octosílabos (los preferídos en la creatividad del poeta) que sin segundas lecturas proponen una factura musical que persigue como finalidad última la interpretación lineal por toda la sociedad, sin distinción de raza o abolengo. Alix persigue aquí el fin de los cantares, la exhaltación festiva y el homenaje a la religiosidad popular, algo que siempre caracterizó la idiosincracia del dominicano.
Cánticos
Para los aguinaldos de las próximas pascuas de Navidad
Al Pbro. Don M. De J. González, Cura de la Parroquia de la Altagracia, de esta ciudad.
“Alabemos todos
Al Niño Jesús,
Que nació en Belén
Y murió en la Cruz.
También alabemos
Con suma alegría,
A sus santos padres,
San José y María.
Después de alabar
Al Rey de los cielos,
Con los de esta casa
Nos entenderemos.
Y les cantaremos
De Dios con la gracia,
Deseando á todos
Muy felices pascuas.
Y un año feliz
Con prosperidad,
Salud y dinero,
Y felicidad.
Que el Niño Jesús
Muy á bien lo tenga,
Librarnos á todos
De las malas lenguas.
Que los libre el Niño
De los envidiosos,
Que hacen mala sangre
Y viven rabiosos.
Y los libre el cielo
De un vecino malo
Que es mucho peor
Que un incendio al lado.
Señores, silencio!
Que el sonido empieza,
De plato y cubiertos
Y arreglos de mesa.
Por el agujero
De la cerradura,
Ya se siente el bajo
De fritanga pura.
Y allá en la cocina
Ruidos de sartenes,
que sacan del horno
Pavos y pasteles.
Pues según señales
Esta gente buena,
Trata de obsequiarnos
Con tamaña cena.
Así, pues, señores,
Los dueños de casa
Abran ya sus puertas,
Que el tiempo se pasa.
Y al entrar, señores,
Mucha precaución,
Con los que se meten
Sin invitación.
Y en los aguinaldos
Los pulpos nombrados,
Se sientan primeros
Que los invitados.
Y al ir á la mesa
Los primeros son,
En comer de todo
Con mucha ambición.
Y son los primeros
En damas sacar,
Y hasta los registros
Los suelen bailar.
Entremos, señores,
A esta honrada casa,
Saludando á todos
Y dando las gracias.
Y después de entrar
Esa gente buena,
Que no tarde mucho
En poner la cena.
Así, pues, señores,
sin más dilación,
entremos cantando,
ARANDELAS son.
No podía faltar, al igual que en la mayoría de sus estrofas, un comentario al margen del maestro Alix con fines, eminentemente de publicidad mercadológica con los cuales el poeta obtenía unos centavos para sobrevivir:
“Dejando una cosa y cogiendo otra:
Los novios que tengan intenciones de cotejarse con sus prometidas el año entrante, pueden pasar á la Agencia de las famosísimas camas de hierro en la Villa de París de don Rafael J. Espaillat. Allí encontrarán las camas más elegantes de todos los tamaños á todo precio; y muebles finísimos de varias calidades. Las camas y muebles se dan á plazos muy cómodos, pues se pagan semanalmente; que es una ganga de cucamancola, pues cuando uno viene á abrir los ojos ya tiene camas y muebles sin desembuchar de golpe la bolsa. Compae, qué ganga! Cosas de la Villa de París, el establecimiento más surtido en muebles de fantasía del Cibao. A comprar camas y todo cuanto puedan desear los que estén en vísperas de acotejarse y pasar el invierno agradable! Qué ganga, compae, qué ganga!”