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Serie especial / Centenario de Juan Antonio Alix

Alix, cien por cien dominicano

La dominicanidad de Juan Antonio Alix no podrá ser cuestionada jamás. Mucho menos a la luz de haber publicado “ciertas” décimas vinculadas a exaltar a determinadas “figuras” políticas de su tiempo.

Quienes lo hacen se exponen a proponerlo como un poeta oportunista, limosnero y sin amor a la democracia, algo que realmente no se corresponde con la dimensión real de este cantor que, en todo momento, y a pesar de algunas coyunturas que el destino puso en su camino, siempre colocó en alto la bandera nacional y los intereses patrios.

En su obra, El Cantor del Yaque demostró ser un doliente de los males de su país. Con independencia de sus valores linguísticos, ocurrencias y estampas, el contenido de sus décimas apuntó a la denuncia social, a la advertencia contra la delincuencia, los abusos y lacras de su tiempo.

El abrumante peso de su obra apunta a ese tipo de composición donde el humor y la mordacidad se entroncan en perfecta armonía con el desenmascaramiento de las inconductas.

El poco estudio que ha padecido la obra de Alix, junto a la falta de biógrafos e historiadores que se dediquen a sacar la hojarazca del gran mazo de su obra publicada ha provocado la ausencia de una investigación que ilustre sobre el tema por encima de sentimientos nacionalistas.

Por otra parte, el hecho de que lo más conocido de su obra sean unas pocas espinelas, la mayoría de ellas colocadas en la internet con faltas y erratas, influyó decisivamente en la sectarización de algunos criterios poco favorables a su visión nacionalista.

Sea como fuere, la ausencia de publicaciones y antologías con diversas espinelas del maestro mocano, y la no inclusion de muchas estrofas donde sus principios patrióticos sobresalen por encima de las ingeniosas maneras de soltear temas de candente actualidad en aquella época, es el factor fundamental que ha hecho posible la confusión y mala difusión de ideas sobre su figura, hecho que no se corresponde con la realidad.

En la antología “Décimas inéditas” de Juan Antonio Alix (Impresora “Moreno”, Santo Domingo, 1966) prologada por Emilio Rodríguez Demorizi, se incluye en la página 109, una serie de doce estrofras bajo el título “¡Viva el 16 de Agosto!, ¡Viva la Restauración!”, que hablan por sí solas. Es de suponer que dichas espinelas fueron escritas en la década del 90 del siglo XIX por su mención al Comandante de Armas de Santiago en aquella fecha, Pedro Pepín (Perico). Aquí van algunos fragmentos.

¡Patriotas dominicanos!

Estar bien llenos debéis,

Para AGOSTO EL DIEZ Y SEIS

Salir alegres y ufanos.

Y con banderas en manos,

Con orden y animación,

A esta heroica población

Con placer alegraremos

Y todos repetiremos,

“¡Viva la Restauración!”

De vuestro grande heroísmo

Esperamos ver blanqueadas

Vuestras casas y adornadas

En prueba de patriotismo;

Y en toda calle lo mismo

Adornad con profusión

Que la música y el cañón

Por ellas veréis paseando,

Y todo un pueblo gritando

“¡Viva la Restauración!”

Las cornetas y tambores

Por las calles tocarán

El muy alegre anyanyán

Cuyayas y otros primores.

“Vivan los Restauradores”

Dirán todos a Monción,

Rodríguez, Cabrera, Catón

A Pimentel y Pepillo,

Héroes de Capotillo

“¡Viva la Restauración!”

El 15 habrá una gran diana

De la Banda acompañada

Y una solemne alborada

A las tres de la mañana.

Los repiques de campanas

Y estampido del cañón,

Harán que esta población

Se ponga en gran movimiento,

Para decir al momento:

“¡Viva la Restauración!”

La plaza de armas será

De árboles toda sembrada

Y en la noche iluminada

Gran retreta se dará

Fuegos de artificio habrá

En esa grande función

Lindos globos una porción

A menudo elevarán,

Con letreros que dirán:

“¡Viva la Restauración!”

Por la noche, y a las doce,

La artillería anunciará

Que el 16 está ya

En función y pleno goce;

Y todo aquel que repose

En su mullido colchón

Saldrá, pues, sin dilación

A obsequiar el nuevo día

Y a decir con alegría:

“¡Viva la Restauración!”

También con grande alborada

Se festejará este día

Con salvas de artillería

Y una diana bien tocada;

No habrá campana callada

Ni música ni cañón

Que a todos no dé razón

De que llegó el DIEZ Y SEIS,

Para que todos voceéis:

“¡Viva la Restauración!”

El 4 de marzo de 1901, aparece otra decima patriótica de Juan Antonio Alix, la cual no ha sido antologada hasta el presente. Titulada “30 de marzo de 1844” e integrada también por doce estrofas de versos octosílabos de rima consonante, esta colección fue escrita como homenaje al triunfo de las armas dominicanas contra las haitianas en Santiago de los Caballeros, y dedicadas al general Luis M. Hernández, entonces Ministro de lo Interior y Policía, radicado en Santo Domingo. A continuación se reproducen varias estrofas.

Señores, porqué será

Que el pueblo del heroísmo,

Y excesivo patriotismo

Sus glorias olvidará?

Pues porque no obsequiará

Del Yaque aquella opulenta,

De Marzo la fecha treinta

Si cual bravos espartanos

Vencimos a los haitianos

En la lucha más sangrienta?

Por qué ese día, en verdad,

Con música y estandartes,

No vamos a los baluartes

De Dios Patria y Libertad?

Donde con tenacidad

Nuestros padres batallaron,

Y al gran Pierró derrotaron

Con toda su tropa haitiana

Cubriendo nuestra sabana

Con mil muertos que dejaron?

Por qué no hemos de pasar

A ese fuerte Dios nombrado,

Donde Silva el denotado

Supo tanto batallar;

Y en donde se vino a triunfar

Al gran General Imbert,

A quien le cupo el placer,

Como jefe superior

De inteligencia y valor

A los haitianaos vencer?

Y en masa los santiagueses

Por qué no hemos de pasar

Al Fuerte Patria a admirar

Donde López y los Mieses

Regimientos de mañeces

Destrozaban á porfía

Con piezas de artillería

O es decir, con cañoncitos,

Con cuerda atados toditos

Porque ninguno servía?

Allí fue que el derrotado

Lorenzo Mieses mató

A un mané que divisó

Del Yaque en el otro lado,

Que en un barranco emplazado

Se encontraba como espía,

Pero con la puntería

De tan célebre artillero

Murió aquel haitiano empero

De bala de artillería.

Y entera esta Ciudad

Ya compadecer debía,

En tan memorable día,

A ese Fuerte Libertad

Donde con tanta lealtad,

Y con el valor más serio,

El gran Fernando Valerio

Trozó una falange haitiana,

Dejando aquella sabana

Convertida en cementerio.

Esos valientes rancheros

Que a Valerio acompañaron,

Del fuerte se descolgaron

Así como leones fieros

Y halando por sus aceros

Esos guapos ciudadanos,

Dijeron: “machete en manos”

Y cual tropas de panteras

Trozaban filas enteras

De los cínicos haitianos.

Debemos ir en tropel

Para ver cada baluarte

Que allí levantó con arte

El Patricio Achil Michel,

De Ingeniero Coronel,

Que con tanta abnegación

Prestó su cooperación,

Y su valor y su ciencia

En la Santa Independencia

De nuestra heroica Nación.

También hay que recordar

Al Capitán sin mancilla

Nombrado Chago Bonilla

Excelente militar,

Que tan bien supo luchar

El treinta de Marzo día,

Probando su valentía

Patriotismo y entereza,

Batiéndose á la cabeza

De su noble compañía.

José Valverde que dio

Tantas pruebas de valor,

Contra el terrible invasor

Por siempre se distinguió.

Juan Luis y Román Bidó,

En este Cibao ya fueron,

Los que más contribuyeron

En votar á los mañeses,

Pues todos sus intereses

Por la patria consumieron.

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