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Literatura

Alix, publicista y mercadólogo

Los fragmentos de las décimas y parte de la información contenida en este artículo fue cedida generosamente al autor por Andrés Bñanco Díaz, albacea de la obra del poeta.

Comercio. Fachada de la tienda "La Paloma de Oro”, de Don Manuel J. Tavares, en la calle El Sol, de Santiago.

Comercio. Fachada de la tienda "La Paloma de Oro”, de Don Manuel J. Tavares, en la calle El Sol, de Santiago.

Cuando hay talento innato, la intuición entraña sabiduría. Tal vez el ejemplo más elocuente sea el del poeta Juan Antonio Alix quien, a pesar de su escasa instrucción y su franqueo popular, se las ingeniaba para retratar en versos octosílabos la cotidianidad dominicana de su pueblo (de Santiago, por más señas) en el tiempo que le tocó vivir.

Lo único que sabía manejar con profesionalidad técnica era la estrofa llamada espinela. Y con ella se ganaba la vida, ya bien en cantos circunstanciales a políticos, o transmitiendo noticias de la cotidianidad, o promocionando industrias, deportes y pequeños comercios que le servían como modestísimas fuentes de ingreso para sobrevivir en un país completamente dominado por el pandillerismo, los golpes de Estado, y las luchas y reyertas intestinas; un país donde hacer literatura, pasaba a ser un plato de segunda mesa.

Obra de mercadeo

Desde sus primeras composiciones, Alix tuvo presente que su medio para ganarse la vida era la escritura de espinelas. Técnicamente hablando, no sabía hacer otra cosa. Ese era su don. Él mismo lo dejó escrito en una de sus célebres cuartetas:

“Como Alix Antonio Juan gana su vida cantando, en nada se anda fijando para conseguir el pan”.

Con esa fama, el poeta era procurado por los dueños de productos o espacios comerciales para que escribiera loas a sus negocios y a cambio le pagaban unos cuantos centavos. Igual sucedía en el Ayuntamiento de la ciudad o en ciertos proyectos gubernamentales. Y en otras ocasiones, era el propio maestro el que componía odas laudatorias que luego llevaba a las autoridades correspondientes en busca de una remuneración pecuniaria.

Algunos ejemplos

El 24 de julio de 1893, Alix encabeza su loa con una nota donde expone que “Se participa al público que el establecimiento de mercancías, quincallería y pulpería de William Palmer se encuentra hoy en la casa que fue de Don Alejandro Reyes, calle El Sol esquina frente al Mercado y a la casa titulada La Paloma de Oro, de Don Manuel J. Tavares. Si no lo entienden en prosa, se lo diremos en verso.” Se reproducen solo dos estrofas que tienen como pie forzado el verso “Bamonó pa case Güila”:

“Frente a frente del Mercado pero en la calle del Sol, lo digo en buen español, William Palmer se ha mudado. Y que la casa ha dejado de Pachot por esa fila, y que espera que a la jila, su clientela toda en masa dirá siempre, en esta casa bamonó pa case Güila. “Marchantes tengan presente que para entonar las tripas les tiene Güila dos pipas del ron más excelente, pero que lo es solamente para el que aquí se encarrila, y un vino de campanila para las viejas y mozas, que dirán muy presurosas: bamonó pa case Güila.”

En su Moca natal, en octubre de 1894 y ante un gran baratillo ofrecido por el establecimiento del señor José María Michel (Pipí), el poeta impactó con una composición de 13 espinelas que tituló “El Bon Marché” (“El Buen Marchante”, como se acostumbraba a llamar entonces a los clientes). Una sola décima como ejemplo de esta recreación pueblerina:

“óSeñor, mamá, qué le ha dado

a Pipí Michel en Moca,

que vuelve a la gente loca

con su Bon Marché nombrado.

Mire, mamá, eso es botado,

eso ya no es baratillo,

eso es regaladillo,

y no hay quien no se asombre,

viendo dar medias de hombre

un par por un real, sencillo.”

La talabartería de Toño Infante, en la calle El Sol, en el mismo corazón de Santiago, también fue celebrada en las décimas de Alix. Su popularidad se multiplicó en una colección de cuatro espinelas. Aquí va una como ejemplo:

“El que apurado se halle

por sillas de fantasías,

en casa de Esteban Díaz

Del Sol en aquella calle.

Al por mayor y al detalle

ya las podrán encontrar:

porque allí, en ese lugar,

tiene Toño su taller,

y sillas para vender

si alguno quiere comprar.

Los locales de billar proliferaron en la República Dominicana como espacio de distracción de los parroquianos que aprovechaban la práctica del juego para tomar un trago y compartir con sus amigos. El maestro Alix no estuvo ajeno a esas diatribas y promovió comercialmente algunos de esos centros de recreo. Sus décimas también incluían los nombres de sus propietarios y de las autoridades locales y nacionales que otorgaban el debido permiso para su apertura y funcionamiento. El 17 de enero de 1895, Alix publica el aviso “El Billar de Vicente Jorge”, con una nota al pie donde celebra, junto al presidente del establecimiento, a los ministros de Hacienda y de Interior y Policía, con sus nombres y apellidos, y también los incluye en algunos versos de las cuatro espinelas compuestas para esa ocasión. Una va de ejemplo:

“También el Jorge Vicente anuncia a los fumadores, sus tabacos superiores cigarillos igualmente. Amargo, buen aguardiente, ginebra, cerveza, ron, pan y queso, salchichón, y café para almorzar, hallarán en el billar De Pachó en el callejón.”

Para finalizar esta muestra de la faceta mercadológica de Juan Antonio Alix, se ha seleccionado un negocio cibaeño que adquirió fama internacional, en cuyo prestigio tal vez incidió la constante celebración en versos de Juan Antonio Alix. Es el caso de la ronera de Joaquín Beltrán, la cual fue elogiada por el prócer cubano José Martí durante una cena en casa de Máximo Gomez, en Monte Cristi, acompañado por una comitiva de cubanos y dominicanos en la que se encontraban también el doctor Ulpiano Dellundé y el escritor y patriota Enrique Collazo.

El 13 de febrero de 1893, El Cantor del Yaque publicó en un suelto “Un cablegrama de Inglaterra muy importante, donde expone:

“De Inglaterra un cablegrama acabo de recibir de un respectable Sir pero que es chupón de fama. Y me dice: Por mi mama te lo juro, amigo Juan, que no existe un Llatliman que no diga en Inglaterra “¡Bendita sea esa tierra que produce el ron Beltrán!”

A continuación, el maestro Alix introduce un párrafo de una carta que le dirigió un joven dominicano que se encontraba estudiando en París, a un amigo suyo en esta Capital. El párrafo en cuestión son dos espinelas escritas en idioma francés, lo que habla también de la maestría el poeta al componer el verso octosílabo en esa lengua:

E le Presidan Carnó il lo ha dicho tre suvan, le ron de Juaquen Beltran ce tun liquer com il fó. Pas qui nia quien digue, pó! pur qui tien un mal oder, cet un ron bon pur beber les mujer é les afan, e tu le convalesan qui apeti quieron tener.”

El 4 de mayo de 1895, en lenguaje cibaeño, el poeta le canta de manera franca y ocurrente a la bebida y a su creador. “El room de Beitran” es una composición de cuatro jocosas espinelas que hicieron época:

“Ete romo tan templao y sabroso sin iguai, a pota a la Capitai lo remiten dei Cibao, y ei Pancho Jaca mentao de Beitrán como segundo, aquí tiene a medio mundo lleno siempre de alegría, poique no hay mejoi bebía créalo uté, bale Facundo. Como soy de la Sambrana cuando traigo pueico o baca, me delijo a Pancho Jaca pa jenchí mi damasana. Pue como bebía tan sana ei simpático Beitrán, lo médico hata lo dan como un remedio bendito, poique otro así no se ha bito denje nuestro padre Adán. El 28 de agosto de 1896, en ocasion de la inaguración del Ferrocarril Central, Juan Antonio Alix escribe una serie de nueve décimas, invitando a la sociedad a brindar tal conmemoración con el famoso ron del conocido comerciante de Santiago. Dice en una de ellas:

“El que se quiera salvar en este grande festejo, llévese de mi consejo que de mí se ha de acordar. Con esto no hay que pensar en calentura dañina, ni andar con antipirina, palmacristi ni alquitrán que un buen trago de Beltrán es la mejor medicina.”

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