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Identidad

Las memorias de las letras nacionales en NY

Con la creación del Dominican Studies Institute en el año 1992, se ha demostrado a la sociedad norteamericana otra visión de que los dominicanos no solo eran trafi cantes, peloteros y revoltosos.

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Daniela PujolsNueva York, Estados Unidos

En la ciudad de Nueva York, se encuentra el único centro de estudios sobre la comunidad dominicana en los Estados Unidos. Sus investigaciones en multiples categorías han merecido el reconocimiento internacional. El Dominican Studies Institute (Instituto de Estudios Dominicanos) “hace, preserva y comparte la historia dominicana”.

La entidad, se encuentra dentro del City College of New York (CCNY) y es un órgano de City University of New York (CUNY), un consorcio de 11 universidades y seis community college.

En 1992, un grupo de educadores e intelectuales decidieron que era el momento de que la comunidad dominicana tuviera su propio observatorio. Sarah Aponte, fundadora de la biblioteca del instituto, explicó que un hecho marcó la necesidad de crear un espacio para conocer a fondo la identidad dominicana.

“A principios de los años 90, un dominicano fue muerto a manos de la policía en un condado de Nueva York. Esto causó una revuelta entre la comunidad, la gente se reveló y hasta se quemaron gomas, provocando una sorpresa entre los americanos, que se preguntaban: ¿Quiénes son estas personas?, Aponte señala.

Con la creación del instituto en 1992, de acuerdo a la académica, se ha demostrado a la sociedad norteamericana otra visión de que los dominicanos eran solamente traficantes, peloteros y revoltosos.

Biblioteca y Archivo de valor histórico Mas de 5,000 volúmenes ostenta la biblioteca del Dominican Studies Institute. El 97% de sus libros son dominicanos y sobre la República Dominicana. Este centro del libro también tiene su espacio en la base digital de la biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. “Un gran logro para nosotros”, exalta Sarah Aponte.

Aponte, dominicana y bibliotecaria por estudios y vocación, es además profesora universitaria. Uno de sus méritos es ser la fundadora de la biblioteca, que abrió sus puertas oficialmente en el año 1994 y exhibe su espacio actual desde 2008.

La biblioteca del instituto es la referencia de los estudios dominicanos. “Hay libros aquí que nadie más tiene en el mundo, ni siquiera se encuentran en República Dominicana, lo cual nos llena de orgullo por el valor social que esto representa”, destaca la responsable del espacio.

Entre las investigaciones, los encargados de la biblioteca muestran los resultados de los primeros negros que llegaron a las Américas, así como de los más de 300 dominicanos que lucharon en la Segunda Guerra Mundial, entre otras.

Se encuentra, además, la colección bibliográfica que la escritora Julia Álvarez y su padre Eduardo, donaron de manera exclusiva al instituto.

Actualmente, este espacio del libro está rescatando la memoria histórica de los dominicanos que emigraron. “Hay mucho que contar e investigar sobre nuestra comunidad”, afirma.

Otra dominicana es responsable del Archivo del Instituto. Teresa Gómez, está sumergida en la recopilación histórica y gráfica de la diáspora dominicana. Ella atesora con recelo todas las informaciones. En su labor, una cédula de identidad representa un documentación para la historia.

En el Archivo, dirigido por Idilio García Peña, se conservan desde colecciones musicales, fotografías, videos, programas de radio y television, documentos e informaciones familiares y personales, entre otros datos de interés.

“Lo que hago es armar el rompecabezas. No es simplemente recolectar información, sino descodificarla, titularla y clasificarla. En nuestra labor vemos a diario decenas de videos de diversa índole que luego vamos organizando y, posteriormente, dejando todo escrito sobre el mismo; desde de qué trata, las personas que participaron, el tiempo que duró, cuándo y hasta quién lo condujo”, explica Teresa Gómez.

Para ella, un video, una fotografía, un comercial de televisión y radio, entre otros, tienen el mismo valor que el oro.

“A veces camino por las calles y recuerdo cómo era la comunidad dominicana en los 70, 80 y 90 y contemplo cómo es ahora, porque lo vivo a diario en mi trabajo”, refiere.

La mayor parte de la documentación ha sido donada por los dominicanos en los Estados Unidos, y otros los ha contactado el instituto por considerarse de sobrado interés.

“Tenemos una historia que contar aquí (Estados Unidos)”, concluye Teresa Gómez.

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