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The daughter

Un joven regresa a su pueblo natal para asistir a las nuevas nupcias de su padre, después de permanecer decenas de años ausente. Las circunstancias lo llevarán a revelar un oscuro secreto familiar que afectará a la comunidad.

Fueron los griegos los primeros cultores de las grandes tragedias de la humanidad. Sus escritores las llevaron a la literatura, y éstas han llegado a nuestros días renovadas, reiteradas, reconstruidas, pero tragedias al fin. Sentaron escuela esas escenas destructoras de relaciones personales, familiares, comunitarias y de pueblos enteros. La tragedia con uniforme griego ha llegado desde el mismo nacimiento del cine, y la gran pantalla también la ha hecho suya.

Ya en el siglo 20, el Premio Nobel de Literatura, William Faulkner renovó los aires de aquellas historias trágicas heredadas de la antigua Grecia y las “ruralizó” (en su campo de New Albany, Mississippi, donde era terrateniente) con técnicas literarias que todavía hoy influyen en los grandes escritores de la humanidad. La más recientes versiones cinematográfica de dos novelas suyas llevadas al cine fueron dirigidas y protagonizadas por James Franco en 2013 y 2014, “Mientras agonizo” y “El ruido y la furia”, respectivamente. Antes, el director Martin Ritt prdujo las novelas “The long hot summer” (1958) y “El ruido y la furia”. Pero antes y después de Ritt, otras novelas suyas también fueron admiradas por los espectadores, entre ellas “Santuario” (1961), “Los rateros” (1969) y “Dos soldados” (1983).

El género “tragedia griega” ya ocupa un espacio en el séptimo arte y de manera frecuente, directores y guionistas incursionan en ella. Una de las últimas propuestas del cine “trágico” es el filme australiano “The daughter”, cuya primera gran virtud es el formidable trabajo de un elenco actoral que reúne a profesionales de nivel junto a jóvenes promesas que enseñan lo mejor de sus respectivas forjas para que el espectador penetre dentro de esta historia como si le perteneciera. Además de las impresionantes actuaciones, este drama rural australiano descuella por su emotiva banda sonora, su guion funcional y su gran fotografía.

Puede que su inicio sea un poco lento y que, durante el metraje, el espectador sienta, aquí y allá, que su paciencia en la butaca llegue al límite. Sin embargo, este no es el problema fundamental de la película. El gran reto de “The daughter” se vincula al posible sentimiento de repetividad que pueda dejar en la memoria un hecho que pudiera provocar repulsión. El acto de lograr que el espectador asuma este filme como un producto importante, con personalidad propia y alejado de las no siempre visibles influencias del encanto con que los griegos divulgaban y destruían sus traumas emocionales y lastres sociales y familiares, sería el gran reto de este filme.

Esto pone sobre el tapete también una vieja dicotomía que el cine ha hecho suya. Una característica que marca o divide a una película según su propósito cultural, sin importar las estrategias artísticas que el director emplee para lograr su propósito.

¿Podrá ser “The Daughter” una obra técnicamente lograda?, o en su defecto, ¿un filme disfrutable que pudiera provocar aplausos en un espectador que siempre espera ser zarandeado por una historia interesante dentro de la sala oscura?

Ficha técnica: País: Australia. Año: 2016. Duración: 96 minutos. Dirección y guion: Simon Stone. Reparto: Geoffrey Rush, Odessa Young, Sam Neil, Anna Torv, Miranda Otto, Paul Schneider y Richard Sutherland. Sinopsis: Un joven regresa a su pueblo natal para asistir a las nuevas nupcias de su padre, después de permanecer decenas de años ausente. Las circunstancias lo llevarán a revelar un oscuro secreto familiar que afectará a la comunidad.

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