Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

VIVENCIAS ¿QUÉ LEER?

Veinticuatro horas en la vida de una mujer

Nadie ha dado nunca con la fórmula exacta del amor. Psicólogos, filósofos, maestros han intentado detectar esos componentes y han fracasado colosalmente. ¿Cuáles son los ingredientes de este sentimiento tan anhelado? Tan grande que es la metáfora perfecta de Dios.

Pero si los seres humanos hemos sido incapaces de descomponer los elementos del amor, mucho más erráticos hemos sido al tratar de encontrar las causas que lo provocan. ¿Qué hace a alguien enamorarse? Si se hace una lisa, de seguro el orden y los puntos de la misma diferirán entre persona y persona. No importa el área del conocimiento de la que nos auxiliemos, todas tendrán solo un punto de encuentro: el desconcierto.

En resumen, lo único cierto es que el amor nos sucede, es algo que nos pasa, una sensación que experimentamos desde muy temprano en nuestras vidas. Y a propósito de “el amor”, Stefan Zweig, tiene una breve novela llamada: “Venticuatro horas en la vida de una mujer” en la que nos sumerge en la psique de una mujer de sesenta y seis años. Ella confiesa, con todo el pudor que solicita la decencia, el arrebato amoroso individual que vivió a los treinta y tres años. Individual, porque la embriaguez del sentimiento amatorio solo la tocó a ella. El destinatario de su pasión ya estaba enamorado del juego.

Esta no es una historia de amor, es la historia de un enamoramiento que aún en su evidente fracaso, logró arrancarle a una mujer llena de tristeza, instantes de indiscutible felicidad. ¿Acaso Zweig apuesta a la hipótesis de que el amor es hermoso, incluso cuando no es correspondido? ¿Que amar es una necesidad biológica que debemos satisfacer a toda costa, aunque vaya en contra de los designios sociales? Es justo de esta atmósfera social es que nace el germen de la historia. Es tan fuerte el castigo general que recibe una mujer por haberse enamorado en veinticuatro horas de un hombre, que lleva a la anciana de 66 a ventilar su oscuro secreto de que ella cometió el mismo error que le criticaba a la otra. La única diferencia entre ambas fue que a la anciana la rechazaron en sus años de juventud.

Aún no sabemos si el amor nace en una mirada, o se engendra y germina en veinticuatro horas, lo que sí podemos ver es que es el sentimiento que nos define como humanidad y es siempre la excusa perfecta para escribir y leer a un gran autor de este y todos los tiempo.

Tags relacionados