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Puro Tejada: pura poesía

La rutina y el ritmo tenaz y alocado de Toronto, no han sido óbice para darme permiso de bajar la velocidad por un momento, respirar, hacer una pausa y abrir la puerta para encontrarme con Puro Tejada, escritor y poeta dominicano radicado en este inmenso norte hace ya varios años.

A muchos de nosotros, quienes compartimos el terreno del expatriado (sea por decisión o necesidad), y que tratamos de mantenernos a flote usando la palabra como salvavidas, la migración nos lleva a leernos desde otro ángulo y a vernos reflejados en un espejo ajeno, opuesto total al que nos sirvió para reflejar nuestra vida previa, nuestra mirada anterior y nuestros rostros antiguos, aquellos de antes de dar el salto hacia otro espacio en el que, en nuestro caso, nos junta la poesía y el amor por nuestra lengua. En ese contexto, conocer la obra de Puro Tejada ha sido un bálsamo para mi ser poeta; ha sido un paréntesis en mi necesaria aproximación a la literatura anglo para regresar a la poesía en mi lengua natal y volcar mi atención hacia lo que se consigue con la constancia y el trabajo. Puro es un escritor de sangre, de oficio y de corazón. Leer sus poemas es emprender un profundo viaje por sus venas; es empaparse en sus vivencias y sus lágrimas; es sentirse, al final de la lectura de cada poema, capaz de vibrar con el eco de sus palabras que no van a abandonar la habitación -ni nuestra memoria- por un largo tiempo. Como este verso que me acompaña a diario: … no sabe del ángel/ que angustiado aletea/ en su esfera… (Graffiti, Un latido en las tinieblas). Las tres obras del autor - Sangre de viento, Un latido en las tinieblas y Toronto's Winds (aún inédito), son una muestra de etapas distintas y de intensidades distintas, tanto las del país de origen - Sangre, tu sangre taína que corre/ Por los ríos subconscientes de esta tierra/Voz, tu voz acallada por/Las brillantes pezuñas de la muerte/ Huellas, tus huellas disueltas/En la negritud de la senda desmemoriada (Grito Taíno, Sangre de Viento); así como las del nuevo espacio, todas, sin embargo, muestra de su compromiso profundo con la poesía y la palabra: Sólo soy otro hombre/abriéndose de par en par/a la palabra (Testigo, …...) Los temas que descubro siempre presentes son el amor y la muerte, pero también el origen, los territorios antiguos; algunos espacios comunes para nuestro ser latinoamericano (menciones a Neruda, Violeta Parra, Victor Jara); y también la migración, sus colores, olores y sentires: Saber que la vida se oculta/ bajo el largo/manto de la nieve/ que los pinos pregonan/ su verde verdad sobre el viento./Saber que la nieve/ conquista en silencio/ todas las cosas/ como poder humano nunca pudo (Certezas, Toronto, 2014). Este ultimo texto, recordándome al poeta canadiense Alden Nowlan cuando habla de este territorio…this is a contry/ where a man can die/ simply from being/caught outside.) Defino entonces, la obra poética de Puro en una frase: poesía pura. De agallas, entrenada en el ejercicio de decir lo que se siente y cómo se lo siente sin alejarse de la belleza y la estética del texto. Poesía que transporta a un espacio íntimo, único, con latidos fuertes como de corazón ansioso.

Los imaginarios en la obra del poeta son vasos comunicantes dentro de una emergente comunidad de escritores latinoamericanos, quienes seguimos explorando, buscando la manera de conectarnos con nuestra propia voz desde un nuevo espacio y reflejados en un nuevo espejo, como este niño: Reflejos (Un latido en las tinieblas)

Un niño mira hacia el espejo y aunque apenas comprende lo que emana de su frío rostro entra, como en sueño, en esos ojos pozos oscuros donde lo esencial abreva.

Levanta su mano y siente que posee las cosas guardadas en su universo liso y brillante, jaula donde la luz es apenas detenida.

Un niño mira al otro niño y le sonríe, no le interesa saber ahora que un día no serán dos.

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