Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

Un Nobel para Bob Dylan

Nadie duda el legado cultural de Bob Dylan. Nadie discute su impronta, ni su osadía intuitiva. De su prodigiosa imaginación surgieron textos de innegable raigambre poética que rozan principios filosóficos, religiosos, políticos y sociales de naturaleza surrealista, que desafiaron la música pop convencional y enriquecieron la contracultura emergente. Tampoco se cuestiona su impecable formación como compositor e intrumentista. Dylan amplió y personalizó géneros musicales a lo largo de cinco décadas de carrera, en las que exploró la tradición musical estadounidense con el folk, el blues, el country, el gospel, el rock and roll y el rockabilly, así como la música folk inglesa, escocesa e irlandesa, sin olvidar el jazz y el swing. Mucho más son sus méritos como músico y poeta popular.

Durante sus más de cincuenta años de carrera musical ha merecido la Orden de Caballero de las Artes y las Letras en Francia (1990); Premio de Música de la Real Academia Sueca de Música (2000); El Premio Príncipe de Asturias (2007) y un reconocimiento honorario del Premio Pulitzer. Eso, sin contar los premios Granmy en los Estados Unidos por su genialidad musical.

Al otorgársele ahora el premio Nobel de Literatura, la Academia Sueca acaba de lanzar al mundo un desafío que no debe pasar por alto. Y ese desafío se vincula a la inserción, en sus exquisitos salones, a los más representativos exponentes de la tradición popular: los juglares. Por esa vía, en un futuro podremos ver en aquel estrado de Oslo a Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Pablo Milanés y Silvio Rodríguez, con sus guitarras en ristre.

Con el otorgamiento de este premio, se reaviva el viejo y a la vez polémico debate de la supremacía de la mal llamada “literatura culta” sobre la “peormente llamada” literatura popular. Literatura hay una sola, la que hacen los literatos. O dos: la buena o la mala, pero siempre escrita por literatos. Nadie duda del inmenso valor de la obra creada por Bob Dylan. Pero nadie tampoco puede desechar el apabullante currículo de un Milan Kundera, por ejemplo. En su historia de aciertos y desaciertos, la Academia Sueca no solo ha premiado a grandes autores, sino que también se ha dejado seducir por la maquinaria política que, lamentablemente, no escapa al mundo escritural. Para ejemplo, un botón: Jorge Luis Borges quien, por cierto, escribió muchas letras de milongas musicalizadas por Astor Piazzola. Bob Dylan puede haber una carta jugada para desafiar. O para llamar la atención. O para minimizar la candidatura de otro autor que tal vez haya cometido “pecadillos”, tal y como ha sucedido en ocasiones anteriores. Sé que me dirán “conservador”. Pero, una cosa es con guitarra... y la otra con violín.

Tags relacionados