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VIVENCIAS ¿QUÉ LEER?

Hombres sin órbitas

La realidad en que vivimos es un amasijo de pasados en el que cada línea del tiempo ha dejado una huella cultural imborrable. Héctor Santana en su libro “Hombres sin órbitas” recrea los personajes que emergen de ese revoltijo. “Última capa de la cebolla”, relato que da inicio al libro, es muestra fehaciente. En el protagonista de “Misá” se resumen los casi dos siglos de la historia fronteriza nacional. Lo onírico es visto como prolongación y complemento de la realidad. Despertar implica la ruptura de un juego en el que prima la confusión entre lo soñado y lo real.

Santana propone la participación del lector en sus historias; no solo por la apertura de sus finales, sino por el enigma que les agrega. En el caso del cuento “Antes de qué”, la aparición de una carta coloca la narración en el terreno del lector, aunque previamente suceden pistas que guían a un posible desenlace; pero el autor no lo controla por completo, sino que le da mucho hilo a esa participación de quien está al otro lado de la página.

Los espacios de estos “Hombres sin órbitas” son el reflejo del límite de sus vidas. Todo lo que les sucede se enmarca en no más de tres lugares. Asimismo, los espacios de cada quien responden a esa misma economía espacial. Esto provoca la sensación de estar en lugares pequeños y hasta oscuros. Esta impresión crea ambientes que definen la personalidad creativa de un escritor. Algo similar sucede en las historias de Maupassant: es casi imposible imaginarse uno de sus cuentos sin las recreaciones de grandes casas, teatros o cafés.

El humor condimenta los relatos de Santana. Pero su humor no es cualquierizante, porque destella situaciones que invitan a sonreír, al tiempo que motorizan el tiempo interno de la narración. Por eso, su función no es solo divertir, sino servir de artilugio para movilizar la historia.

La presencia de personajes extranjeros es otro elemento llamativo. El chino, la haitiana y la china, aportan a los textos una visión intercultural. El hecho de mirar el reflejo de otros ojos da una visión de la realidad propia con menos apego, además de invitar a entender la importancia de la tolerancia como forma de ver el mundo.

El encuentro con este libro es una experiencia heterogénea, tanto por la diversidad étnica de los personajes como por la intensidad con que están concebidos. Cada historia contiene una emoción distinta. Al final quedamos con un sabor que va desde lo más agrio, con textos como “Misá”, hasta el enigma, como en “Antes de qué”.

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