Tres pilares de la obra de Trinidad

La nueva exposición del artista Juan Trinidad, titulada “Impactos” y que se abrió el 30 de Junio en el palacio de Bellas Artes, nos muestra una gran cantidad de obras. Es una retrospectiva en el sentido que las obras seleccionadas nos muestran las diferentes facetas y los diferentes caminos de la producción artística del escultor durante los últimos cinco años.

Tenemos la gran oportunidad de ver todas esas esculturas reunidas en un mismo lugar para apreciarlas. Podemos constatar que existe una evolución bien interesante que nos permite, no solamente entrar en su mundo, sino también entender la dinámica de la evolución de su obra y las respuestas plásticas plasmadas en sus esculturas.

En principio, hace un par de años, vimos el desarrollo de la verticalidad con una reflexión sobre el lado totémico y su vínculo con la sociedad actual, es como si fuera una revelación de sus raíces caribeñas. Lo más propio es la existencia de una tridimensionalidad que lleva la obra a una dimensión monumental. Sin importar donde nos ubiquemos, ya sea de frente, de lado o detrás de la obra, la escultura se aprecia con la misma fuerza una multitud de puntos de vista. Es el conjunto de esos puntos de vista que forman su tridimensionalidad y no el hecho ser una escultura en tres dimensiones. No solamente la obra se queda con la misma fuerza, sino también se pueden descubrir formas que no habíamos visto antes, que juegan el papel de construir la obra imbricando las diferentes vistas para que las formas aparezcan como si fueran facetas. Como el ojo no puede ver todas esas facetas al mismo tiempo, el cerebro va creando una imagen mental más compleja que la real, llevando la obra a un nivel fenomenológico.

Después, tuvimos una búsqueda de la presencia del vacío para crear un equilibrio entre ese vacío y la materia tallada y para traer una cierta ligereza. El vacío puede ser un actor esencial en el proceso de la creación para dar a la escultura una dimensión espacial diferente. Vacío, materia y espacio físico alrededor de la obra compiten para crear un equilibrio frágil fuente de la belleza de sus obras. El papel jugado por el vacío en la historia de la escultura es muy reciente, aparece solamente en el siglo XX. Jacques Lipchitz es un buen ejemplo, el cual podríamos decir sirvió de fuente de inspiración a Juan Trinidad. Pienso que la llegada del vacío en sus obras no es un azar. Las últimas obras tienen una imbricación tan grande de formas que el vacío es una necesidad para que la obra respire. La otra razón es que la ligereza proveniente de los vacíos crea de manera automática una elevación, una especie de espiritualidad. El mismo dice que él saca de la madera la expresión de su espiritualidad.

Ahora, Juan Trinidad se enfoca en la introducción del color en sus esculturas. El uso del color puede ser doble: él aplica el color a la escultura entera como si fuera una pátina o él cubre solamente algunas formas específicas. En el segundo caso, las manchas de colores compiten con la madera para crear una especie de eco entre las formas, una musicalidad que rodea sus esculturas. Es una fuente de inspiración que viene del Orfismo, movimiento que quiso alejarse del cubismo analítico tomando el color como elemento principal de la composición y para que el color tenga una dimensión musical, afirmando el impacto internacional que puede tener la obra de Trinidad.

A pesar de haber introducido el color en sus obras, ellas no pierden un elemento sumamente importante y recurrente: el equilibrio, que es el resultado de las fuerzas que compiten dentro y fuera de sus esculturas. Esas fuerzas provienen de varios orígenes: vacío, materia y espacio físico, también las imbricaciones de las formas y por fin la formación de la imagen mental producida por la tridimensionalidad.

Verticalidad, tridimensionalidad, equilibrio, vacío y color son las diferentes palabras de su vocabulario artístico que constituyen su lenguaje formal. Sus esculturas son testigos de su pensamiento, una revelación visual de su imaginación.