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Artista

Con Ángel Haché se va un alma de la cultura dominicana

El artista plástico y actor falleció en la madrugada de ayer, a los 72 años de edad, en Corazones Unidos, donde estaba ingresado.

Actor. Ángel Haché era uno de los artistas dominicanos más completos, se dedicó a la pintura, a la actuación y la enseñanza de estas artes.

Actor. Ángel Haché era uno de los artistas dominicanos más completos, se dedicó a la pintura, a la actuación y la enseñanza de estas artes.

Tenía 72 años de edad, una creatividad insuperable y unos deseos de vivir fuera de lo común. Sin embargo, el corazón le falló cuando su mirada codeaba con la altitud: ”Fue algo trágico, terrible, totalmente inesperado. Su presencia en la cultura dominicana será irremplazable” consideró un amigo cercano, aturdido por la pesadumbre y con la voz entrecortada. O, como diría el poeta Miguel Hernández: “Un manotazo duro, un golpe bajo,/ un hachazo invisible y homicida/ un empujón brutal te ha derribado...”

Permaneció once días en la clínica Corazones Unidos, luchando por su vida. Esa sería su última gran actuación. Puso toda su energía, toda su memoria, toda su fuerza en la esperanza de un nuevo amanecer. Y casi lo logra, pero esta vez triunfó el reposo total sobre la persistencia idílica.

Hoy, su país lo llora porque supo hacer del arte un espacio de colectividades. Las gentes, tal vez inmersas en las urgencias de un sistema que no acaba de cuajar, no sean expresivas del dolor. Pero cada quien, sobre todos los amantes de la auténtica cultura (de esa que enarboló durante toda su vida) sentirán el dolor de su pérdida. Esta vez no se ha marchado un gran amigo, sino un ser que supo ser inmenso, pero humilde, riguroso pero sonriente, aclamado pero sencillo. Ángel Haché llevaba el rostro de su patria, de su tiempo y de las magnitudes.

Hombre de escena y TV Muchos consideran que Haché, por sus inicios en el mundo de las tablas, fue solo un paradigma del teatro. Sin embargo, brilló en casi todas las manifestaciones artísticas.

Después de culminar sus estudios en Madrid, regresó a su país a pesar de recibir importantes ofertas de trabajo en la península ibérica. Quería ser un forjador de la escena nacional. Por eso se vinculó desde su fundación a la compañía “Nuevo Teatro” de Rafael Villalona.

Forjó un teatro sin límites junto a las primeras figuras del país. Puso cerebro y corazón en la formación de una juventud actoral valiente ante los grandes proyectos y capaz de saltar por encima de la mediocridad del diarismo televisivo o cinematográfico. Académico de pies a cabeza, no sonreía al corregir, y aplaudía las tempranas odiseas. Pocos saben que, como fundador de Casa de Teatro, fue un insistente precursor de esa entidad, y quien la ayudó a crecer, sin pedir nada a cambio.

Y en su teatro brilló, ya bien como director o actor, productor o libretista, como también lo hizo en la televisión como director y productor de cortometrajes. El cine fue su gran amor después del teatro, su última película como coprotagonista fue “No hay más remedio”, dirigida por José Enrique Pintor. Su actuación allí fue, sin a dudas, inolvidable.

Proyectos En 1977, y atendiendo a un proyecto aprobado por Radio Televisión Dominicana con el propósito de hacer películas a partir de obras literarias en formato de VHS, Haché se une con el cineasta dominicano Ángel Ramírez y juntos proyectan cuentos de autores como Armando Almánzar, Virgilio Díaz Grullón, Luis R. Santos, Mario Benedetti, Iván Egües y otros. El primero se tituló “Sin miedo”, y data de ese mismo año. Está basado en el cuento “Como un escolar sencillo” del cubano Senel Paz , quien por esa fecha visitaba el país. La obra recrea la historia de un joven lleno de miedos que gana una beca de estudios y se marcha del pueblo donde vive, pero tendrá que superar su indecisión y sus temores internos. Esta obra cuenta con las actuaciones de Dionis Taveras, Laura Guzmán, Olga Félix, Claudia Cantizano y otros. Haché participa aquí como productor, director del casting, ayudante de dirección y actor. El cortometraje fue nominado a los premios Casandra de 1998, y participó en el Festival de Huesca (España) en 1998. El crítico de cine Armando Almánzar celebró el trabajo de Haché en aquella ocasión al decir: “(...) mejor la puesta en escena que el relato, a pesar de que este último es una adaptación de un relato de Senel Paz, el corto posee fuerza, dinamismo, se deja ver con agrado gracias a su acertada fotografía, a su buena musicalización y a su mejor edición”.

El artista visual Miembro del Colegio Dominicano de Artistas Plásticos (CODAP), su exposición individual, A puro lienzo (2010), dejó boquiabiertos a todos. Pero mucho antes, ya había expuesto sus obras en otros salones nacionales. Una de ellas fue la realizada en el lobby de la Cinemateca Dominicana con dibujos sobre sus películas preferidas. En su propuesta de 2010, a pintura limpia, creó enjambres, reinos submarios, paisajes abismales, enredaderas abstractas y mariposas extraviadas, Ángel Haché hizo suyo el voto de las exigencias y con tremenda intuición ha saltado del papel al óleo. Para él no solo van los aplausos, sino la gratitud por esos cuadros que en definitiva nos hicieron más dominicanos y, sobre todo, seres muy felices. La exposición fue en la Quinta Dominica y estuvo integrada por treinta lienzos que abordaron el tema de la naturaleza desde distintas perspectivas.

(+) SUS TRABAJO MÁS RECIENTES Los últimos años de su vida incluyeron también su faceta como escritor. La revista “Cineas7a” publicaba en cada número sus extensas reflexiones sobre las épocas pretéritas del cine.

Ángel Haché supo que soñar tenía un precio bien alto en un país donde la cultura no es aún un fenómeno de mayorías y por eso saltaba de un proyecto a otro, casi sin descanso, tratanto de dar lo mejor de sí a la mayor cantidad de dominicanos y dominicanas.

Y en medio de esa batalla lo sorprendió el final. Su vida es un legado que llama a la reflexión. Ojalá, algún día, la República Dominicana olvide que el protagonismo, la fama y el dinero no son tan importantes para lograr la felicidad. Solo basta sonrisas inteligentes y corazones generosos dispuestos a no dejarse enrolar en las tropas de la mediocridad.

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