Teatro juvenil en RSM

El proyecto “Compadre Mon se democratiza” tuvo múltiples aristas. Los boletines informativos, las charlas a los grupos comunitarios y los debates se fusionaron con propuestas teatrales que llegaron a parajes olvidados. El proyecto dio vida al grupo teatral “Huellas: Teatro y Democracia”.

Se destacaron actores como Malaleel Lamech, Ricardo Castillo, Jochy Herrera, Yasiris Valdez, Mario Herrera, Vilma Rosario, José Estévez y Marco Jorge. A cargo de la dramaturgia estuvo el escritor vegano Pedro Antonio Valdez.

La obra “El bonche electoral” representaba a dos partidos políticos en disputas. Elías Concepción la describe como “una pieza extraordinaria”, pues significaba llevar en modo de sátira al político en su transcurrir, de cómo este llegaba a las comunidades para vender su imagen, y como, luego de alcanzar sus objetivos también se iba de la comunidad. La risa estaba presente, al igual que la reflexión.

Otras piezas fueron “La herencia del herrero” (que abogaba por los buenos valores y la democracia en la familia), y “Mosaico del pueblo”, sobre la participación comunitaria y la actitud democrática en los asuntos de la vida social.

Experiencia de Malaleel Lamech

“Nuestro grupo de teatro era un proyecto afín a “Compadre Mon se democratiza”, auspiciado por el Proyecto de Iniciativas Democráticas (PID), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con el padre Ton a la cabeza”, expresa Lamech.

El actor recuerda la buena retroalimentación que recibía en las presentaciones: “Luego de terminada la obra, la cual tenía una duración de 30 o 40 minutos, hacíamos un teatro fórum con la gente, para saber qué se entendía y qué se opinaba de nuestras propuestas”.

Su participación ocurrió gracias al Padre Ton, quien lo vio en una presentación teatral, pues Lamech era considerado uno de los mejores actores de la ciudad. Aunque confiesa, era fiel oyente de la emisora.

“Empecé a escuchar RSM por mi padre. Cuando iba a llevarle la comida a su trabajo, disfrutaba de las radionovelas, y como me gustaba tanto el teatro, de inmediato comencé a dramatizar y a hacer cosas que pudieran encajar dentro de la programación. Lo más importante para mí fue tener el respaldo de Radio Santa María, porque tenía un respaldo social”, relató el actor.

Pedro Antonio Valdez

El reconocido escritor vegano Pedro Antonio Valdez manifiesta que a mediados de los 90 la emisora tuvo un interés especial por la discusión teatral. “Para esa época, se creó un proyecto para el rescate de los valores democráticos de la sociedad en general”, dice.

Con el éxito de las propuestas escénicas, el autor de “Carnaval de Sodoma” destaca que se realizó un concurso para que las comunidades crearan sus propios proyectos, partiendo de la experiencia de las presentaciones.

“Les enseñábamos a armar una historia a partir de la dramaturgia, a realizar una escenografía básica, así como las técnicas de actuación. En esos encuentros participaban niños, jóvenes, mujeres, hombres, ancianos.

Ellos escribían sus obras a partir de los problemas de su comunidad. También elegían el tema y luego los ayudábamos en el montaje”, afirma.

Otra labor de mucho interés fueron los montajes en ocasión de la Semana Santa. “Allí estrenábamos piezas sobre la pasión de Cristo”.

Valdez recuerda: “Los mensajes eran de una elaboración estética muy clara con valores autodidácticos, porque esas obras no llegaban a la gente como algo espontáneo, sino como parte de la presencia cultural de RSM, pues conocían a los gestores de la institución. Fomentaban la educación con valores democráticos, cooperativistas, de trabajo y educación formal como tal”.

El exitoso narrador, cuya obra fue llevada al cine por el mexicano Arturo Ripstein, sostiene que si hoy en día Radio Santa María tuviese que hacer un proyecto así, sería adaptado a lo que corresponde a esas comunidades, pues “de manera continua están evaluando y analizando las coyunturas sociales, como instrumento para llegar a determinado lugar en el momento indicado, por eso han tenido tanto éxito”.

Para Valdez, el teatro juvenil ayudó al grupo actoral a tener una visión más amplia de la sociedad de su tiempo. Y para él, aquello significó una experiencia de mucha importancia: “Fue algo fundamental porque el dramaturgo no puede estar ajeno al proceso de montaje, debe ser parte de este, desde la palabra hasta el proceso teatral, con incidencia en el proceso de montaje. Y en Radio Santa María se cumplía eso”.

Concluye: “Para mí fue una de mis mejores experiencias como dramaturgo, porque fue una experiencia viva. Y me llevó a entender en la práctica cómo debía ser el proceso de la dramaturgia”.