Un tranvía llamado deseo

Uno de los grandes dramaturgos norteamericanos lo fue Tennessee William.

Es autor de varias obras que, con el transcurrir del tiempo, se han convertido en clásicos. “Un tranvía llamado deseo” fue llevado primero al teatro y después al cine. Ese arte la catapultó. Fue una de las grandes películas de la historia.

Es la historia de la llegada de Blanche DuBois (Vivien Leigh) a la casa de su hermana Stella (Kim Hunter) para vivir con ella, aunque esta se encuentra casada con un tipo rudo de origen polaco de nombre Stanley Kowalski quien es representado por Marlon Brando.

Blanche DuBois es una sureña con aires de grandeza que vive en un mundo artificial recreado en su mente. Esto, unido a una actitud presumida, altanera y desequilibrada la llevará a varios enfrentamientos con su cuñado. Dentro de este magnífico guion, tenemos el contrapunteo entre dos culturas: Una representada en Blanche como una mujer refinada que proviene de una familia acomodada, y del otro lado a un obrero inmigrante con vicios de brutalidad que simboliza la antítesis de la mujer.

Este conflicto entre ambas personalidades disímiles, están bien delineado por el autor de la obra teatral.

Blanche DuBois es ese personaje femenino recordado por todos los cinéfilos por ese aire de modales, propio de la clase alta en que les tocó criarse; pero cargado de una megalomanía que la refleja en sus acciones y una patología de decir mentiras para terminar creyéndola. Unido todo esto atesora instintos sexuales que la hacen atractiva a jóvenes rudos y salvaje como a su cuñado, un tipo machista que se siente atraído; pero que adora a su mujer y que cuando es sacado de quicio le da una bofetada a su esposa para luego ir arrodillarse a pedir perdón porque no controla sus instintos primarios.

Stella, su esposa, es el retrato de la docilidad, agradable y quien vive locamente enamorada de su marido y trata por todos los medios de evitar los conflictos entre su hermana y su esposo.

A medida que avanza la trama, la angustia del espectador se vuelve interesante ante el drama. Esto posibilita que el espectador quede aferrado a su butaca saboreando cada palabra del guion. El deseo es el símbolo que se dibuja a lo largo y ancho de la obra, porque entre Blanche y Stanley hay una marcada tensión sexual. Por un lado, está la fuerza bruta y por el otro lado, la fragilidad de Blanche.

Sin embargo, entre ambos no existe un punto de conexión. Lo que hay es un desequilibrio y un ambiente de mentiras ligado a la fuerza bruta.

En “Un tranvía llamado deseo” existe un derroche de talentos donde Marlon Brando demuestra ser un gran representante del llamado “Método”. Sin embargo, de manera irónica fue el único que no obtuvo el Oscar ese año. Aunque todos los actores nominados fueron premiados en su categoría respectiva.

La película fue adecuada para que no reflejara su sentido de la sexualidad ya que existía para la época el llamado “Código Hays” .

Un código de censura instaurado en los Estados Unidos desde la década de los años veinte y el tema de la homosexualidad sobre el marido de Blanche no se trata en la que contribuyó al desequilibrio mental de Blanche.

La decoración del apartamento es tan perfecta que el espectador va notando que en la medida que se adentra en el mismo se va achicando; esto se hizo con la finalidad de crear un sentido de claustrofobia, un elemento importante en la trama que el director Elia Kazan quiso hacerlo para conectar con el público. La música juega un rol estelar mancomunado con unas actuaciones excelentes, así como de un guion envidiable y un final espectacular donde vemos a un Marlon Brando gritando el nombre de su mujer cuando esta lo “abandona”. Por todo lo anterior, la calidad y sobre todo el tiempo han hecho de “Un tranvía llamado deseo” una obra perdurable.

ALGUNAS CURIOSIDADES DE LA PELÍCULA: 1) Inicialmente el papel de Stanley Kowalski fue ofrecido a actores legendarios como eran John Garfield y Burt Lancaster; pero ambos rechazaron la oferta, ya bien por cuestiones económicas o disponibilidad. Por lo que Elia Kazan recordando cómo el público había aceptado y aclamado a Marlon Brando cuando la obra fue estrenada en el Teatro, se lo ofreció a este y lo demás es historia.

2) La intención de Kazan con respecto a Brando era que apareciera ¨tan despiadado, salvaje y sexual¨ como en Broadway.

3) A medida que la película avanza, el decorado de la vivienda Kowalski en realidad se hace más pequeño para aumentar la claustrofobia de Blanche y así el público lo sintiera igualmente.

4) Vivien Leigh, que sólo tenía 36 años en el momento de la filmación, tenía que ser caracterizada para que pareciera más vieja.

5) En un principio, Elia Kazan, que ya había triunfado con “Un tranvía llamado deseo” en Broadway, no deseaba adaptar al cine la célebre obra de Tennessee Williams. No obstante terminaría por ceder ante la insistencia del propio Williams, amigo personal de Kazan, realizando una de sus mejores películas.

6) El negocio de las camisetas interiores para hombres, que había caído en picada cuando en 1934 Clark Gable se atrevió a salir sin camisa y sin camiseta en “Sucedió una noche” (de Frank Capra), de repente cobró un auge inaudito con Marlon Brando sudando en las cálidas noches veraniegas de esta película. Ahora, todos los hombres querían llevar una igual a la de Brando, con manga corta.

7) Fue filmada en 36 días y en el año 2007 la American Film Institute de los Estados Unidos la colocó en el lugar No.47 de lo mejor de la historia del cine.