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PM

Orlando Jiménez Leal (La Habana, 1941) es un cineasta a quien la censura lo ha perseguido toda la vida. Iconoclasta, creativo, cuestionador de las “movidas”, sufrió los desmanes del poder. Olvidó una certeza que décadas después consagró el español Manuel Vicent en su columna “Cerebros” (1), publicada en el periódico “El país”: “La serpiente no te va a querer por mucho que la acaricies: su cerebro solo atiende a la sed, al hambre, al sexo, al sentido de orientación que son los instintos primarios de la supervivencia”.

Sin embargo, el tiempo le ha dado la razón. Y ha sacado su obra del olvido y la ha ubicado en justo lugar que merece en la historia del cine latinoamericano. Jiménez Leal acaba de publicar un exitoso libro donde relata la historia de su documental “PM”, pieza antológica tanto por su naturaleza cultural como política: fue la que motivó, en 1961, la famosa reunión de tres días en la Biblioteca Nacional con los intelectuales cubanos, donde Fidel Castro pronunció aquella frase inolvidable recogida en las “Palabras a los intelectuales”: “Con la Revolución, todo, contra la revolución, nada”.

“PM” decretó la “abolición” de sus realizadores del escenario de la cultura cubana. Filmado a dos manos con Alberto Cabrera Infante (hermano de Guillermo), el documental revolucionó el discurso cinematográfico en los primeros años de la Revolución. Realizado a partir de elementos del “free cinema” (hacer cine sin necesidad de grandes arquetipos actorales ni técnicos), “PM” tiene la virtud de convertir una realidad en apariencia banal en un discurso lleno de matices, con innovaciones formales a partir del desenfado, la espontaneidad y la alegría, recogidos por una cámara inmune a decapitar las magnitudes.

En una entrevista concedida a Manuel Zayas en “Cuba Encuentro” (2008) (2), Jiménez Leal invoca la resurrección: “PM era como una rumbita, un aire frío en medio de aquella atmósfera tensa de los primeros años del ICAIC… Su triunfo llegó después de muerta. Su influencia posterior en el cine cubano es clara; está en “Memorias del subdesarrollo”, de Tomás Gutiérrez Alea, en “Gente de Moscú”, de Roberto Fandiño, y en los documentales de Nicolás Guillén Landrián”.

Su ruptura con el chato realismo patriotero, su exaltación al carácter festivo del cubano, el homenaje al baile, a la noche habanera en un hábitat de amplia raigambre popularista (en franca respuesta a la noche cubana de Guillermo Cabrera Infante en “Tres tristes tigres”) fue dibujada dentro de una atmósfera irreal, casi surrealista dentro de una Cuba en armas, que en ese momento, se preparaba para combatir en Playa Girón. Jiménez Leal y Alberto Cabrera Infante no temieron apagar las luces de la nocturnidad porque el cubano de abajo seguía bailando, cantando, emborrachándose y frecuentando los bares de la época engalanados con pintoresca elegancia. Eran gentes de carne y hueso que no necesitaban diálogos para expresar sus virtudes sensoriales. Gentes de la parte de la ciudad oculta en los discursos oficiales, de esa Habana maldita, misteriosa que corría de manera soterrada junto a la otra Habana, oportunista y marcada por clamores de violencia. Los directores le cantan al habanero de la más variada estirpe que entre tragos, música, mujeres y bailes clausuraba una época entrañable en la historia cultural de la Mayor de las Antillas.

La música sustituye las palabras. La cámara retrata, entre alegría y alegría, la necesidad del respiro humanista (representado en el baile) tan necesario en un pueblo acostumbrado hasta morir con una sonrisa en los labios. “PM” es una obra maestra. Su legado crece cada día, al igual que la visión universal de sus directores.

Ficha técnica

País: Cuba. Año: 1961. Duración: 20 minutos. Directores: Alberto (Saba) Cabrera Infante y Orlando Jiménez Leal. Género: Documental: Sinopsis: Era un material filmado para un reportaje sobre cómo el pueblo cubano se preparaba para hacer frente a la invasión de “Bahía de Cochinos”. La inclusión de algunas escenas festivas hizo que el reportaje no se emitiera. Le propusieron a Jiménez Leal volver a montar el reportaje, sin las imágenes grabadas en los bares, concentrándose en los preparativos militares. Orlando Jiménez Leal se negó a esta proposición y prefirió elaborar por su cuenta un cortometraje a partir del material ya filmado, conservando solo las secuencias grabadas en los bares.

Notas

Vicent, Manuel, columna “Cerebros” en El cuerpo y las olas, editorial Alfaguara, Madrid, España. Primera edición, 2007. Pág 161-162. Zayas, Manuel, Entrevista a OrlandoJiménez Leal. Revista Cuba-Encuentro, otoño 2008. Dirección web: http://www.cubaencuentro.com/revista/revista-encuentro/archivo/50-otono-2008/entrevista-a-orlando-jimenez-leal-127024

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