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CAMBIOS EN LA LECTURA

Tamayo con la cultura rezagada

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Daniela PujolsTamayo, Bahoruco

El Tamayo de hoy no es el mismo de ayer. Solo quedan vestigios de épocas de lucidez cultural, donde se disfrutaba con efervescencia el sentir artístico, musical y literario. Hoy día, en los espacios para el aprendizaje y la cultura conviven el polvo y el olvido, y otros lugares son el reflejo de viviendas y comercios.

La biblioteca municipal, representación de la ciudad desde su fundación, hace más de 50 años, ha perdido su brillo. No es un espacio que resulte de interés para los comunitarios y menos aun, para los jóvenes. Su realidad es una estantería con colecciones de geografía universal y literatura como reflejo de lo que una vez fue tan importante espacio cultural. Carece de computadoras y los libros que se encuentran allí cohabitan con el polvo y el árido clima.

“Aquí había de todo”, recuerda con nostalgia la señora Paula Gómez (doña Duda). A sus 80 años, y con más de tres décadas en el magisterio, ha visto el devenir de varias generaciones que llevaron consigo aquella efervescencia cultural.

“En Tamayo proliferaban los centros culturales de todos los niveles, había de todo para todos.

La música, el teatro, el arte en sentido general. Esa era la vida de esta comunidad. Los domingos en los parques se presenciaba una feria cultural, se visitaba con consistencia la biblioteca y se veían películas al aire libre.

Hoy todo eso se ha ido”, explica la profesora.

Este “mal nacional”, como muchos comunitarios consideran, ha influido en el proceso cultural y educativo de Tamayo.

Cincuenta años atrás, la labor de formación era compartida por el Estado, los padres y los centros educativos. “Cuando entró en funcionamiento nuestra escuela primaria, en 1948, los maestros le inculcaron a los padres la costumbre de comprar libros de textos, necesarios para la escuela, de esa manera se comprometían con la educación de los hijos, sin dejársela solo al profesor”, refleja doña Duda.

Destaca que “ahora hay una necesidad de ganar una nota, a diferencia de antes, que había un interés de conocer, de saber y de investigar. Por eso creo que no se está leyendo, pues en la internet, los muchachos lo que encuentran son resúmenes de otros valores de libros importantes”.

Bibliotecas que desaparecen “Aquí no se promueve el uso de la biblioteca”, critica Dulca Sánchez.

La encargada comenta que este es un centro pobre de libros, y los que están no gozan la distinción de ser palpados y explorados para encontrar nuevos conocimientos.

“Lo primero es que los jóvenes no quieren leer y lo demás es que desde nuestras escuelas no se promueven las bibliotecas. A los muchachos los mandan a investigar a la Internet y punto, y muchos, eso es lo que hacen, van a un centro de Internet y con eso resuelven sus asignaciones. Eso ni siquiera se acerca a la lectura”, asegura.

La encargada cuenta que ahora, en etapa de vacaciones escolares, los jóvenes van menos a la biblioteca, y los que van con regularidad, en su mayoría son de escasos recursos, porque no disponen de las plataformas electrónicas para buscar la información.

En las tardes, en el espacio de la biblioteca funciona la escuela de música de Tamayo, una entidad que por décadas ha visto egresar músicos que han sido parte de orquestas y represen tantes del país. Las clases son gratuitas. Es el único aporte que vislumbra la biblioteca.

Sánchez entiende que la biblioteca puede volver a convertirse en un centro de aprendizaje de valor cultural, pero que se necesita de gestión, computadoras y más libros.

En la web Las bibliotecas digitales desaparecieron.

Solo funciona un centro tecnológico comunitario (CTC), dentro de la escuela primaria Apolinar Perdomo, dotado de todos los instrumentos necesarios para su funcionamiento.

Los centros digitales que patrocinaban INDOTEL, la ONG Visión Mundial y la fundación Sur Profundo ya no funcionan.

Han sido ocupados por viviendas y negocios. De acuerdo al encargado del ayuntamiento, Ariel Galarza, la razón de la inoperancia de estos centros se debe a cuestiones económicas.

Una vez que los acuerdos o plazos de vigencia de aquellas “bibliotecas digitales” llegan a su fin y los ayuntamientos o entidades interesadas no se hacen responsables del seguimiento de estos centros, estas instituciones abandonan el programa.

Sostiene que el Programa de Desarrollo Municipal (PRODEM) tiene en fase de adjudicación un proyecto de desarrollo cultural, donde se adecuará la mal llamada “Casa de la Cultura”, donde funcionará la Academia de Música y la Biblioteca Municipal además de la habilitación de otros espacios.

La amplia estructura de la “Casa de la Cultura” debería ser el centro del desarrollo cultural.

Pero no funciona para su fin, y lo peor, se encuentra en deplorables condiciones físicas.

TAMAYO Y SUS APORTES CULTURALES Aunque ahora este municipio se encuentra en una etapa de rezago, se han visto los frutos de sus aportes culturales. Desde músicos, como el cantautor Cheo Zorrilla, arreglistas como Armando Olivero, escritores como Manuel Matos Moquete, periodistas como Osvaldo Santana, Riamny Méndez y hasta deportistas como el volibolista Héctor Romero.

El ayuntamiento auspicia “La revista 076”, un grupo cultural compuesto por jóvenes con talento para el baile, el canto y la actuación. De acuerdo al encargado cultural, Melvin Bautista, el grupo se ha presentado en diversas provincias sureñas y algunos jóvenes representan el municipio en festivales de música.

Bautista sostiene que los 30 jóvenes que conforman el grupo reciben un aporte a través del ayuntamiento.

Además, la comunidad cuenta con el grupo de ballet folclórico de la Iglesia Católica, el Batoom Ballet y la Banda Municipal. Estos propulsores culturales demandan de espacios para su desarrollo al igual de mayor aporte y gestíon.

Espacios. La falta de gestión y desarrollo cultural se refleja en la inoperancia de centros de documentación y aprendizaje. En los espacios donde funcionaban las bibliotecas digitales que dejaron de apoyar instituciones como INDOTEL, la ONG Visión Mundial y la fundación Sur Profundo, se encuentra una vivienda, un negocio y las oficinas del INPOSDOM y la Cruz Roja.

Biblioteca. Esta estantería es de escasos recursos librescos pero mantiene importantes colecciones con contenidos que pocas personas aprovechan.

Encargada. Dulca Sánchez está a cargo de la biblioteca municipal.

Maestra. Paula Gómez, conocida por los comunitarios como Doña Duda.

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