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NEGRITA COME COCO

La macaste Bolita

Augusto Mateo Tapia (conocido como Bolita por sus compañeros de la Liga Infantil de Béisbol de las Cañitas) la buena suerte lo abandonó el día que lo firmaron para jugar en las Grandes Ligas y le dieron un contrato de 16 millones de dólares por parte de los Azulejos de Toronto.

Más que dicha, a lo único que contribuyó esa suma de dinero fue a azarar a nuestro Bolita a quien al parecer el hambre que había pasado durante toda su vida le dañó una que otra neurona.

Lo primero que hizo Bolita cuando lo firmaron fue dar una fiesta de tres días en su barrio, que todavía recuerdan los tigueres, y en la que el romo, el whisky y la comida casi volaban por los aires. Incluso a la mamá de nuestro protagonista casi le da una sirimba cuando vio a su retoño echarse por la cabeza una botella de Moët & Chandon y subirse en el techo de una Hummer.

Lo único malo fue que la fiesta de Bolita duró hasta que llegó a Estados Unidos y se reportaba tarde todas las semanas a las clases de entrenamiento del equipo.

Se compró varios carros de 100,000 dólares, pero ninguno le duraba porque los chocaba durante sus borracheras.

La locura de Bolita llegó a su tope cuando quiso jugar con todas sus cadenas de en el Play y cuando el entrenador no se lo permitió le entró a trompadas.

Luego de eso a nuestro Bolita lo expulsaron como a un perro del equipo. Adiós a los McDonals y los Kentoki Frai Chiken. Todo se esfumó tan rápido como vino…

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